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Del PSG catarí al Manchester emiratí: así corrompen los petrodólares el fútbol europeo

Los clubes-estado con sus petrodólares han corrompido el mundo del fútbol convirtiéndose en los líderes de este deporte a golpe de talonario

El fichaje de Haaland por el Manchester City y la multimillonaria renovación de Mbappé por el Paris Saint Germain (PSG) terminan por demostrar una realidad: los clubes estado y los petrodólares son, hoy por hoy, los grandes dominantes del planeta fútbol. El golpe de efecto causado por fichar -o conservar- a las dos mayores figuras emergentes del balompié termina por dejar claro que ha nacido un nuevo orden mundial en el que clubes clásicos como Real Madrid o Milan ya no tienen tanta influencia a la hora de firmar los 'pelotazos' del verano.

Esta dominancia del dinero sobre todo lo demás ya era evidente desde hace décadas. Aquello de ver a un Nottingham Forrest o al Estrella Roja ganando una Copa de Europa es cosa del siglo pasado. Pero ahora, los peces grandes se han convertido en medianos con el beneplácito de la UEFA de Ceferin.

Como diría Gerard Piqué, con el Chelsea comenzó todo. El 2 de julio de 2003, Roman Abrámovich compró el Chelsea, un club que por aquel entonces estaba varios escalones por debajo de los grandes equipos de Inglaterra. De una tacada y gracias a los petrodólares, fichó a estrellas consagradas como Hernán Crespo, Claude Makelele o la 'Brujita Verón'. Hasta su adiós a consecuencia de la guerra en Ucrania, el empresario ruso logró 16 títulos.

La táctica de estos clubes es similar a la que utilizó el Real Madrid de la primera etapa de Florentino. Los clubes-estado buscan reunir en un mismo vestuario a los mejores futbolistas del mundo. Una 'colección de cromos' imbatible, aunque con una diferencia fundamental: el dinero que utilizó el presidente madridista provenía del negocio del fútbol, no de una fuente económica externa inagotable... aunque esto, a priori, es algo que controla el fairplay financiero.

Para conocer y analizar en profundidad este cambio de tendencia, charlamos con expertos del mundo del fútbol. Juan Ignacio Gallardo, director del diario Marca, considera que estos clubes "están haciendo competencia desleal" ya que "no se juega en igualdad de condiciones si se sospecha un incumplimiento del fair play financiero". Por su parte, Alfredo Relaño, exdirector del diario As, señala que la normativa económica europea "no se está cumpliendo" y que se "ha hecho la vista gorda con el PSG y los clubes ingleses", aunque cree que los franceses han sido "especialmente descarados".

También charlamos con Sid Lowe, corresponsal en España de The Guardian y colaborador de varios medios españoles, que cree que hay clubes que tienen más capacidad que otros "para evitar o ignorar el financial fairplay". Es por esto que "no han tenido problemas" aunque considera que "todo el mundo tiene muchas sospechas" de su manera de sortear la normativa.

Relaño considera que se sabe que "hay patrocinios que tienen estos clubes-estado que están muy por encima de su valor de mercado" con el objetivo de inflar los ingresos del club de manera artificial y así no sufrir el 'escarnio' de la UEFA, porque realmente, "no están cumpliendo". En esta misma línea, Gallardo cree que "ahí es donde debe poner la lupa la UEFA, ya que todos sabemos, por ejemplo, lo que cuesta un patrocinio en una camiseta".

El problema, según afirma el director de Marca, es que estas sospechas de mecanismos "para blanquear aportaciones monetarias" es lo que genera que los clubes europeos "no tengan igualdad de condiciones". Para Alfredo Relaño, esto es algo "permitido" por parte de UEFA porque "hay ciertos sectores que defienden que es positivo el dinero ajeno a la industria del fútbol, porque riega el negocio". Él, sin embargo, cree que es un problema, ya que "crea una inflación tremenda y somete al mercado a una tensión artificial", además de poner "las cosas imposibles para aquellos clubes que viven de lo que produce el fútbol".

Pese a todas esas sospechas, los clubes-estado no son infalibles a la hora de sortear la normativa UEFA, según afirma Sid Lowe: "En el caso del City si existió una sanción, pero después llegó el TAS y se perdió el caso pese a que la UEFA sí intentó meterles mano".

Un sistema de control de gasto distinto al de LaLiga

Tal y como señala Sid Lowe, los controles de LaLiga son diferentes a los que hacen en el resto de Europa. "Son más estrictos porque hace un control a priori, no a posteriori", señala. También cree que los objetivos que busca UEFA y LaLiga son diferentes: "Estas normas -las de UEFA- no están hechas para controlar a los clubes, como sí sucede en España, sino para que quieren que no sobresalgan los clubes. No se controla la salud de los clubes sino que se busca un beneficio para la competición".

Aunque señala como un problema "que haya clubes que hayan conseguido sortear las normas". Quizá por esto, la UEFA ya prepara un nuevo fair play financiero mucho más similar al que se practica en LaLiga.

Precisamente el presidente de nuestra competición doméstica tiene mucho que decir sobre esto. Javier Tebas ha señalado sin pudor a los clubes-estado en múltiples intervenciones. Para Gallardo, "Tebas y su equipo están haciendo una labor importante" en la lucha contra los clubes-estado, algo con lo que concuerda Relaño, que considera que es "el único" que les está plantando cara de verdad.

Ambos líderes de la información deportiva también consideran que es clave que Madrid y Barcelona se unan a las quejas. "La clave es crear una repulsa seria, pero yo no veo que se haga", señala Relaño, que considera que los equipos emblema en España "compiten en ese mercado tan alto y les debería interesar que en su espacio Champions no haya equipos que juegan con ventaja". Gallardo cree que estos equipos "deberían hacer algo más" por manifestarse contra esta situación, aunque cree que "Tebas -como presidente de LaLiga- les representa bien". Para Sid Lowe, la clave es "cambiar estas estructuras" financieras.

¿La Superliga como panacea?

"Desconfío muchísimo que la Superliga sea la panacea", cuenta Sid Lowe a Vozpópuli, ya que esta iba a tener también "al PSG y al Manchester City", precisamente los criticados clubes estado. Relaño cree que los clubes históricos " no conchabar con los clubes" sospechosos de estar dopados financieramente por una nación.

Para Juan Ignacio Gallardo, este formato "solo serviría para crear supermillonarios y destruir al resto, con especial perjuicio a las ligas locales". Cree que por el bien del fútbol, no se puede eliminar "lo que sujeta esta pirámide", que para él, es "la parte de abajo".

Lo que sí preocupa es la negativa del PSG a participar en este torneo, lo cual ha hecho que para la UEFA, según Relaño, el club francés se haya convertido "en el niño modelo" para Ceferin. Esto también lo sostiene Sid Lowe, que manifiesta "miedo" por este hecho. Cree que "el intento fallido de la Superliga potencia y mucho al PSG" dentro de la organización. Sin embargo, Juan Ignacio Gallardo no cree "que eso influya decisivamente".

Pese a que la Superliga, de momento, no va a instaurarse, Sid Lowe cree que si hay una nueva generación de "superricos" como son "PSG, Manchester City y en el futuro, el Newcastle que van a ser muy fuertes", aunque cree que todo no se reduce al dinero porque "el poder adquisitivo de los demás clubes sigue siendo importante". Cree que quien lo tiene más complicado -y de ahí la Superliga- es el PSG "por el hecho de jugar en Francia, lo que limita algo su desarrollo".

¿Cómo seguir ganando pese a los jeques?

Los grandes clubes de Europa tienen que enfrentarse, por primera vez en la historia a equipos que son imbatibles en lo financiero. Si la UEFA no es capaz de frenar el gasto de estos equipos para generar una igualdad entre clubes, ¿qué pueden hacer el resto para competir?

Según Ignacio Gallardo, el fútbol "sigue resistiendo" a los envites de estos clubes-estado y cree que el mejor ejemplo es "la final de la Champions entre Real Madrid y Liverpool". Cree que los clubes históricos "se han sabido adaptar al fair play" y pone como ejemplo a los blancos, que "utilizando sus propios recursos" y con nuevos modelos de negocio como la reforma del Santiago Bernabéu son capaces de seguir "dominando en Europa".

Relaño, por su parte, cree que aunque la apuesta por jóvenes "es un tiro al aire" es la forma de contrarrestar el poderío de los clubes-estado. También la apuesta de, como él los denomina, "jugadores outlet", los que terminan contrato como Rudiger este año o Alaba la pasada temporada. Cree que es la solución para frenar a equipos que "te pueden quitar la mejor silla del restaurante".

Sid Lowe piensa que el resto de clubes "siendo más imaginativo y con más historia solera" tendrán capacidad para "atraer jugadores a ligas importantes", aunque cree que existe un problema con esta situación: que clubes medianos de una liga quiten jugadores a equipos importantes. Pone de ejemplo el fichaje de Diego Carlos por el Aston Villa pese a que no jugará Champions el próximo año, algo que sí hubiese hecho en Nervión. "Esto es es incluso más problemático que la existencia de estos dos clubes-estado a nivel económico y futbolístico", señala el periodista británico.

Pese al torrente económico de estos equipos, hay cabida para el crecimiento económico entre los clubes grandes. Teresa de Lemus, managing director de Brand Finance, afirma que "a mayor fuerza de marca, mayores posibilidades de que esta crezca" aunque matiza: "no es una regla matemática".

Cree que los fichajes de Mbappé y Haaland refuerzan esa imagen de marca. "Por eso se dice que, en la decisión de Mbappé, han influido líderes políticos", ya que se traduce en "visibilidad y reputación para el país". Cree que estos fichajes refuerzan su negocio futbolístico y se centra en las cifras: "El Manchester City ha aumentado este año un 19% su valor de marca, igual que el Real Madrid. Sin embargo frente a un moderado crecimiento del 0,6% en el valor de negocio del club blanco, el City ha crecido un 20%".

De hecho, el Real Madrid es el club cuya marca tiene más valor en el mundo. Teresa de Lemus piensa que en esta cuestión, "no es tanto la cantidad de dinero a invertir sino cómo se invierte el presupuesto". Cree que en cuanto al valor de la marca, los blancos cuentan con la ventaja de tener "muchos años de historia y de muchos exitos por lo que para competir en valor de marca contra esto, habría que buscar atributos lejanos a ambos parámetros".

El desgaste de las aficiones

La llegada de estos grandes clubes está generando cierta desidia en los demás. Ya ocurrió cuando el PSG pagó los 222 millones de la cláusula de Neymar o este mismo mes, cuando Mbappé decidió quedarse en el club francés. También que Haaland, el gran deseado por la mitad de Europa, se decantase por un club-estado como el Manchester City. El caso es: ¿esta inflación futbolística puede acabar con el interés del aficionado? Nuestros entrevistados, de forma unánime, creen que no.

Sid Lowe cree que "el aficionado también está cambiando" porque ahora "un niño se interesa por los grandes futbolistas, no por la historia de clubes como PSG o Manchester City". Considera que el aficionado ve todo "desde su perspectiva" y que el deseo real es "aspirar a que su club tenga ese tipo de dueño".

Relaño y Gallardo apelan a la fuerza de este deporte. El exdirector de As considera que "no lo ve decadente a pesar de todo esto" y que el fútbol tiene "mucha fuerza" como han demostrado esta semana los aficionados del Real Madrid en su "locura por buscar entradas para la final de Champions". En palabras de Gallardo, lo de la diferencia económica entre clubes es algo "que ha ocurrido siempre" y que no ha impedido "que el fútbol siga creciendo", de modo que piensa que esto no es "un lastre para el aficionado".

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