El Real Madrid ha eliminado al Liverpool de la Champions League tras cosechar una trabajada victoria en la vuelta de los octavos de final. Los de Ancelotti hacen buenos los cinco goles marcados en Anfield con una gran permormance en el Santiago Bernabéu.
El tanto de Karim Benzema pone la guinda a una grandísima eliminatoria merengue para seguir firme en esta edición de la Liga de Campeones.
Mucho respeto y poco dinamismo
Una noche de Champions en el Santiago Bernabéu no es una noche cualquiera. El feudo madridista se volvió a vestir de gala para acoger una nueva eliminatoria de la Liga de Campeones y para volver a ser escenario de un Real Madrid Liverpool. Un choque entre dos equipos llenos de grandeza y de amor por el buen fútbol.
Con la brillante victoria que consiguieron los blancos por 2-5 en la ida, Ancelotti se ha presentado a esta vuelta de octavos de final con un once en el que ya son intocables Nacho y Camavinga y del que también ha sido baja por lesión David Alaba. En cambio, Kloop optó por salir a por todas -no le quedaba otra- alineando a 4 delanteros con Salaha,Jota, Darwin y Gapko, despoblando el medio con tan solo dos futbolistas y manteniendo su tan típica 'línea de 4 defensiva' a la que volvía Konaté en lugar de Joe Gomez, que tuvo una noche para olvidar en la ida.
Pues bien, el Madrid con mucho que perder y poco que ganar comenzó el partido fiel a su estilo alegre y desinhibido, tratando de hacerse dueño y señor del esférico. Camavinga en modo 'pulpo' se ha dedicado a destruir toda ofensiva 'red' desde el primer minuto, algo que frustó mucho al Liverpool.
No obstante, el conjunto británico salió sabiendo que esta noche su tarea no era la de proponer fútbol. Para nada. Sus deberes eran esperar bien arropados en su campo a que las transiciones merengues no fueran fructíferas y montar contragolpes a la espalda de los defensores madridistas a partir de sus erróres.
Durante gran parte de los primeros 45 minutos, el Real Madrid fue superior a sus rivales con una clase magistral del mariscal Tony Kroos. El arrollador inicio de los blancos no fue contrarrestado hasta la media hora de partido, cuando, tras estar agazado 'viendolas venir', el Liverpool decidió volver a su ser. Los de kloop rompieron la hoja de ruta, decidieron volver a su tan típica presión asfixiante, a pelear las segundas jugadas y lanzar baloner largos a Salah. Al estirarse, los británicos mejoraron en el partido, aunque no lo suficiente. Es muy llamativo que un equipo que se está jugando la eliminación tan solo haya cometido dos faltas en 45 minutos. Un dato demoledor que demuestra la poca agresividad que han tenido en la primera parte.
En la primera mitad reinó el respeto y escaseó el dinamismo. El Real Madrid fue quien tuvo las ocasiones más claras de la primera parte pero Alisson las desbarató e incluso estuvo a punto de matar la eliminatoria pero el larguero repelió el 'trallazo' de Camavinga. Por su parte el Liverpool tuvo alguna que otra pero no llegaron a inmutar a Thibaut Courtois.
La experiencia blanca puede con el corazón red
Tras el descanso, 45 minutos les quedaban a los británicos para tratar de revertir la eliminatoria y marcar al menos tres goles que les llevaran a la prórroga. El Madrid sabedor de que presenciarían una ofensiva red a la desesperada, saldría a esta segunda mitad sin ánimo de especular y con mucha hambre de gol. Tal fue su insistencia ofensiva que cualquiera que no hubiera seguido el partido podría llegar a pensar que eran los locales quienes iban por debajo en el marcador.
Durante los diez primeros minutos hasta cuatro mano a manos tuvieron los de Ancelotti para sentenciar el partido pero su pólvora parecía mojada. Asimismo, el Liverpool también tuvo las suyas al principio de la segunda mitad, pero ni por asomo tan claras como las que tuvieron en sus botas Benzema o Fede Valverde.
No obstante, de poco sirvió que los visitantes se volcaran al ataque. El Liverpool se olvidó de tácticas y únicamente jugaron con corazón, algo que al Madrid le benefició ya que gracias a esa performance británica los espacios en favor de los blancos crecieron y pudieron alejar el balón de su area.
Uno de estos ataques desesperados británicos fue el que provocó el gol blanco: Corría en 80 de partido cuando el Real Madrid creó un gran contragolpe que nació en las botas de Camavinga. Un kilométrico pase del médio francés llega a Vinicius que falla en su control, este error deja el balón muerto en el área del Liverpool para que Karim Benzema perfore la portería. Juego, set y partido.
Con este gol la eliminatoria ya quedó sentenciada. El Madrid tiró de oficio y no se dejó sorprender por el Liverpool. Gran triunfo madridista.