El próximo sábado el Atlético de Madrid visitará a las 16:00 horas el Santiago Bernabéu, en lo que será un derbi de Alto Riesgo para Florentino Pérez dada la situación tan comprometida por la que atraviesa el equipo y el club. El Real Madrid se despidió el pasado fin de semana de sus opciones de ganar la Liga con el empate en Málaga, que lo dejan a nueve puntos del Barcelona, además del tener el average perdido con los azulgrana.
El equipo está fuera de la pelea por la Liga y la Copa después de un año en blanco. El balance tras el regreso de Pérez es desastroso, con un Liga conquistada de las siete últimas. Y la gestión en el club presenta algunas sombras como la remodelación del estadio, que no se podrá acometer por resolución judicial, o la aparición del nombre del club vinculado a la corrupción tras encargar la directiva a una empresa de Alejandro De Pedro, el conseguidor de la trama Púnica, de unos trabajos para mejorar la reputación del club, jugadores y presidente en las redes sociales.
Todo esto ha servido de caldo de cultivo para que florezca una corriente opositora en el madridismo que Florentino trata de silenciar desde hace meses. Esta misma temporada ya se han visto pañuelos dedicados al palco tras la estrepitosa goleada encajada ante el Barcelona (0-4) en Chamartín, con Benítez en el banquillo. Aquel día la seguridad privada contratada por el club se encargó de silenciar las quejas del Movimiento Ámbar, la única plataforma de oposición que ha dado la cara en el estadio para mostrar su desacuerdo con la gestión de Florentino. Se retiraron pancartas y se evitó la exposición de símbolos de color amarillo, que identifica a este movimiento opositor.
En el club se quiere tener controlado todo lo que ocurra en el interior del Bernabéu el sábado, más allá de lo que se produzca dentro del tereno de juego. Se pondrá especial atención en controlar las protestas en los instantes previos al partido, para lo que se recurrirá a los viejos métodos como la utilización de la megafonía al máximo volumen para ahogar los pitos o retirar cualquier pancarta o símbolo contra Florentino y su directiva. La seguridad privada será especialmente aleccionada para ello, como ya ha ocurrido en partidos previos.
Sin embargo, lo que más preocupa en los despachos de Concha Espina es lo que acontezca en el césped. Hay pánico a que se adelante en el marcador el equipo de Simeone, por el efecto que podría provocar en la afición. Se da por hecho que los jugadores serán también señalados por los aficionados como culpables de la situación, lo que asegura su máxima implicación en el derbi. Por contra, si el partido se pone de cara, eso relajaría la tensión del ambiente. Pero el Atlético es un rival que siempre se lo pone difícil al Real Madrid y sabe que todo lo que sea arrancar algo positivo del Bernabéu signficará una estocada mortal para el equipo de Zidane en Liga.