Después de una retahíla de partidos brillantes, el Madrid descansó. No se durmió en los laureles, ganó y fue mejor que su rival, un histórico europeo, pero tampoco igualó el torbellino que ha caracterizado a los de Ancelotti las últimas semanas. Solo lo hizo a rachas, probando de nuevo que el equipo tiene todo lo que se puede pedir, pero sin abusar, con momentos en los que la luz brilló algo menos.
Su rival, el Liverpool, poco pudo hacer para contrarrestar un equipo que es claramente superior. El Madrid no ganará ningún título en noviembre, pues el otoño no está para estas cosas, pero ha dejado claro que sus candidaturas para todo son fuertes y deben ser consideradas. El campeón de Europa, ya clasificado para la siguiente fase, muy probablemente como ganador de su grupo, será la peor pesadilla en el bombo para cualquiera.
Por si fuera poco, además del once que está marcando el diapasón, también tiene un buen banquillo. Uno de los que personifica esa segunda unidad es Varane, que se dio el gusto de parecer uno de los centrales más grandes del mundo en una primera mitad en la que no perdió una carrera, realizó controles de balón notables y demostró que la sabe sacar en corto y en largo. Y no llega a los 22 años.
Es el segundo francés de la plantilla porque el otro, Benzema, marcó el gol y fue un día más el mejor. Su repertorio es infinito, como su visión de juego. Contrastó en el ataque contra Cristiano, que después de fallar unas cuantas hizo aspavientos y se mostró contrariado. No acostumbra a la irrelevancia.
En la segunda parte bajó mucho el pistón. Aprovechó Ancelotti para meter a Bale en el campo, pues el galés tiene que ser importante en el Real Madrid. Se sospecha de su capacidad para generar juego, muchos piensan que no será capaz de hilvanar como lo hacen otros. Lo cierto es que puede aportar cosas importantes, como el gol. No llevaba más que unos minutos en el césped y estalló un balón contra el larguero, una prueba más de las muchas de su olfato. En la parte de dudas, la de generar toque, no sobresalió. El tiempo ha demostrado que Ancelotti es muy capaz de enseñar la pausa a los talentosos. Lo ha hecho con Di María, James o Isco, buenos precedentes.
El Madrid ha sacado los doce puntos posibles de la competición, seis de ellos contra quienes, en teoría, estaban llamados a rivalizar por la primera plaza. Se necesita casi un milagro suizo para que no sean primeros. Los ricos y poderosos, y los blancos ejemplifican ambas palabras a la perfección, cada vez tienen menos resistencia en esta primera ronda. Lo gordo es en primavera.
Real Madrid: Casillas; Arbeloa (Nacho, m. 83), Varane, Ramos, Marcelo; Kroos, Modric, James (Bale, m. 61), Isco; Cristiano y Benzema (Chicharito, m. 86).
Liverpool: Mignolet; Manquillo, Kolo Touré, Skrtel, Alberto Moreno; Lucas (Gerrard, m. 69), Can (Coutinho, m. 74), Lallana, Allen Markovic (Sterling, m. 69); y Borini.
Goles: 1-0, m-26, Benzema.
Árbitro: Kassai (Hun), mostró amarilla a Skrtel, James, Ramos, Marcelo, Alberto Moreno.
Estadio: Santiago Bernabéu.