Los partidos aplazados, esos que quedan anclados en medio del calendario, sin que nadie los espere, suelen disfrazarse de locura y desenfreno. Le pasó al Madrid-Sevilla, que probablemente no fue un gran partido en lo táctico, incluso en lo técnico, pero es imposible que alguien lo considere aburrido.
El partido fue una locura, una cuestión indescifrable en el que a mientras Sevilla atacaba el Madrid se plantaba y marcaba sus goles. En la primera parte hubo tres lesiones, primero Ramos, con un tirón; después James, con un problema en el pie y, finalmente, la más aparatosa, de Beto, que se fue del campo grogui y con un traumatismo craneoencefálico tras un choque con Benzema. El parte de guerra, extenso, era uno de los muchos momentos de la primera mitad, pues el Madrid marcó dos goles y el Sevilla tuvo una catarata de ocasiones con paradas de Casillas y un tiro al palo incluido.
Entre las buenas noticias para el Madrid cabe destacar a Jesé, que marcó el segundo de su equipo y se apuntó a todas las fiestas del equipo. Ya olvidada su lesión de 2014, con el tono físico en su punto, el canario demuestra que, de los últimos años, es lo mejor que ha salido de la cantera blanca. No fue titular, tuvo que esperar a la lesión de James, autor del primer tanto, para tener su tiempo, pero desde que salió al césped se lució. Algo parecido a lo suyo se puede decir de Nacho, jugador aseado, cumplidor a más no poder. Quizá debería pasar a Arbeloa, que fue titular y no lo hizo mal, en la lista del Madrid, aunque no parece probable si se tiene en cuenta la mano izquierda de Ancelotti.
En el Madrid también pueden resaltarse Varane, que tiene una de las zancadas más impresionantes del fútbol español e Isco que… es Isco, aunque en el cómputo total del partido no tienen los blancos mucho de lo que presumir, es posible que el resultado más justo hubiese sido un empate con todos los ataques que tuvo el Sevilla. El partido fue ciclotímico, desde los olés del público en las buenas rachas de los de Ancelotti al miedo cuando atacaba el Sevilla. Los blancos llegaron justísimos al final y pasaron los últimos minutos mirando al reloj con cara de pánico.
El Sevilla, uno de los equipos de la zona noble de la Liga, no dejó en ningún momento de intentarlo, a pesar de que llegó con dos goles por debajo al minuto 80. Le faltó pólvora, porque Bacca estuvo perdido –suya es la culpa del segundo tanto del Madrid– y demostró que Iborra, por más que se acerque al área y tenga cuerpo de tanqueta, no tiene el gol suficiente para marcar las diferencias. Los de Emery, que pasan por el campeonato con buena nota, tienen notables problemas para ganar a los equipos más grandes. En cierta medida es lógico, pero para sus aficionados no deja de ser frustrante.
Este partido perdido en el calendario supone que el Madrid deje, ya de manera efectiva, a cuatro puntos al Barcelona y a siete al Atlético, con el que juega el próximo sábado. El primer paso de esta importante semana ha sido dubitativo, pero también productivo. En el Calderón, estadio que últimamente cuesta demasiado a los blancos, pueden dar un golpe de mesa que les elimine a un rival, pero no será en absoluto sencillo teniendo en cuenta como han sido los últimos choques y que es poco probable que puedan jugar Ramos y James y casi seguro que no estará Marcelo, sancionado por quinta amarilla aunque el Madrid recurrirá.
Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Varane, Ramos (Nacho, m. 8), Marcelo; Khedira, Kroos, Isco; James (Jesé, m. 26), Bale y Benzema.
Sevilla: Beto (Rico, m. 34); Diogo, Carriço, Kolodiejczak, Navarro, Iborra, Krychowiak, Mbia, Deulofeu (Vidal, m. 53), Vitolo; y Bacca (Aspas, m. 66).
Goles: 1-0, James (m.11). 2-0, Jesé. 2-1 (m.35), Aspas (m.80)
Árbitro: Iglesias Villanueva amonestó a Varane, Diogo, Navarro, Mbia, Marcelo, Carriço, Vitolo, Vidal, Isco.
Estadio Santiago Bernabéu.