En su día no recibió siquiera el tratamiento de gato, como Benzema. Era canterano y por tanto, en el Real Madrid, un cero a la izquierda. Sólo cuando la fractura definitiva con el vestuario y ya no había nada que decir en la Liga, Mourinho le regaló algunos ratos pegado a una banda. Ahora, agrupado junto a otros chavales de su generación que sí han encontrado la confianza de sus técnicos para acumular minutos en la máxima categoría, Morata está confirmando que es futbolista y goleador. Tres apariciones, sólo una como titular, tres tantos.
De los prodigios de la Rojita que están despuntando en el Europeo sub 21 todos son indiscutibles en sus equipos menos precisamente los que pertenecen al Real Madrid y también ahora al Barcelona, que ha dado un paso atrás en este sentido desde la marcha de Guardiola. No es una casualidad ni un asunto para dejar pasar de largo. En el caso del club blanco es una realidad instalada. Y Florentino Pérez, el presidente, no parece dispuesto a dejarlo correr más tiempo.
Es uno de los mensajes claros que ha quedado de su interminable gira por los medios de comunicación (salen al menos 16 entrevistas diferentes en 20 días). El presidente ha defendido de palabra a Mourinho aunque de obra, con el avance de lo que va a hacer, en el fondo le ha reprendido; ha prometido la décima para variar, ha dibujado un madridismo unido, ha disparado contra los medios de comunicación (posiblemente contra aquellos a los que no ha querido conceder audiencia), se ha desmentido a sí mismo sobre el papel que se le asignará a Zidane en el nuevo proyecto, se ha descompuesto por Del Bosque y con Iturralde, ha garantizado la continuidad de Cristiano y, a falta de la llegada de un entrenador que de su visión sobre la plantilla, ha dejado dos cosas claras: no se doblarán puestos con primeros espadas y se va a contar sí o sí con la cantera. No es negociable. Nacho, Morata y Jesé, más el hijo pródigo Carvajal, estarán en el primer equipo.
En el fondo, Florentino es una autoridad en la materia. Ha visto jugar más a los futbolistas del filial que los propios entrenadores. Y aunque resulte tentador tachar la medida de injerencia, está cargada de razón. No se trata de intervenir en las alineaciones, sino de recordar que despreciar la cantera no es sólo un derroche para el club sino una forma de arrebatarle alma al equipo. ¿Por qué esa manía de buscar fuera lo que no mejora lo que ya hay en casa?
El Madrid tiene cantera, pero no se atreve a utilizarla. Lo demuestra a diario. No sólo en la sub 21. En la primera lista de Del Bosque para la Confederaciones había más canteranos del Real Madrid que en el propio Real Madrid. Para el postmourinhismo, Florentino Pérez tiene decidido combatir el ninguneo a Valdebebas y regresar a su lema inicial. De los Zidanes y Pavones a los Cristianos y Moratas. Queda por comprobar si la apuesta le dura más en la cabeza que la de Zinedine como director general. Demostrar de una vez que se trata de una apuesta real y no, como entonces, de un simple eslogan.