Arrancan los peores Juegos Olímpicos de la historia en un Río de Janeiro caótico en el que las delegaciones son desvalijadas (Dinamarca, Australia, Suecia...), mientras se finalizan las instalaciones a toda velocidad y los estamentos brasileños pelean por no hacerse cargo del pago de las facturas de los Juegos.
Una cita olímpica que llega marcada por la trama de dopaje de Estado desmantelada en la Rusia del despótico Putin. No había un caso parecido de 'anabolización' de un deporte en todas sus estructuras desde la de la Alemania de los 70 y 80. Algo que no ha supuesto ningún problema al COI, que ha evitado sancionar ejemplarmente a los rusos diluyendo el asunto con una maraña de decisiones burocráticas. Las revelaciones del jefe del laboratorio de Sochi en los Juegos de Invierno en el New York Times resultaron decisivas. Grigory Rodchenkov ha tomado el relevo del periodista alemán Hajo Seppelt, especializado en destapar escándalos, como persona más odiada por el Comité Olímpico Internacional.
El COI es hoy un organismo corroído por la corrupción, en el que el dinero gobierna dictatorialmente gracias a la sumisión de su presidente, Thomas Bach, un alemán colocado por los jeques del petróleo. Uno de ellos, Ahmed Al-Sabah, se encargó de hacer lobby para asegurar su elección frente a los candidatos asiático (Ng Ser Miang) y sudamericano (Richard Carrión). Desde entonces, ni una mala cara ni un buen gesto. Bach es un ex ejecutivo de Adidas que se presentó en sociedad en el Congreso Olímpico de Baden-Baden, en 1981, donde el dueño de Adidas, Horst Dasler, le llevó ante Juan Antonio Samaranch.
El COI lo preside un alemán campeón de esgrima en Montreal 76 colocado por los kuwaitíes acusado de cobrar comisiones irregulares y demorar una investigación sobe dopaje que le salpicaba como atleta
Bach, medalla de oro en esgrima en Montreal 76, está salpicado por todo tipo de escándalos. Era presidente de la empresa Weing, de propiedad kuwaití, cuando en 2007 se produjo el escándalo en Siemens, donde se probaron movimientos irregulares en sus cuentas por valor de 1.000 millones de euros, además de pagos de comisiones por 350 millones a beneficiarios como el propio Bach. Además, el hombre que habría presentado a Bach y Al-Sabah, Ahmad Muttaleb, fue expulsado del COI por la Comisión Ética por recibir comisiones de varios millones de francos suizos durante los JJOO de Atenas 2004. Y a todo eso se suma que Bach, en calidad de presidente del Comité Olímpico Alemán, está acusado por la Asociación de Ayuda a Víctimas del Dopaje en Alemania de “relativizar los resultados de una investigación, demorar la publicación del informe y eludir su responsabilidad sobre los hechos”. El informe en cuestión versaba sobre el dopaje masivo en Alemania desde los años 50 en adelante, lo que le implicaría personalmente por ser atleta a mediados de los 70. Putin sabe que los kuwaitíes no permitirán a Bach castigar severamente a Rusia por miedo a la reacción de los oligarcas del gas en el mercado.
En lo deportivo, los Juegos Olímpicos no ofrecen ninguna novedad especial. No hay nuevos reyes del deporte ni caras por descubrir, más allá de las habituales sorpresas que registra cada edición. Los nombres propios son familiares para todos: Usain Bolt y Michael Phelps. Dos atletas extraordinarios que se han tomado con tranquilidad las Olimpiadas, el periodo de cuatro años que separa unos Juegos de otros.
Usain llega sin forzar para encumbrarse definitivamente como el mejor velocista de la historia, si no lo es ya. Su desafío consiste en repetir título en 100 y 200 por tercera vez, para lo que no cuenta con rivales de excesiva enjundia. Sufrirá más en el hectómetro, donde su anárquico estilo penaliza más en la salida y le obliga a un sobreesfuerzo en la recta. Su adversario más feroz será el veterano Justin Gatlin, renacido de los catacumbas del dopaje, tras pasar dos años sancionado. En 200, su dominio es aplastante e inaplebale. Solo Bolt puede derrotar a Usain. Él es su peor enemigo.
Si Bolt aparece relajado, Phelps lo hace en plena madurez, como padre y después de aparcar sus años de excesos. Será una aparición casi póstuma en la que tratará de colgarse cuatro medallas en 100 y 200 mariposa, 200 estilos y el 4x200. Uno de los momentos de los JJOO será el duelo en 200 mariposa con Ryan Lochte, su íntimo enemigo, aunque los japoneses animarán esa final. El de Baltimore se ha colgado 22 medallas, 18 de oro, y competirá en calidad de leyenda olímpica.
En la piscina aparece también la que debe ser coronada reina de los Juegos Olímpicos, la joven nadadora estadounidense Katie Ledecky. Después de asombrar al mundo ganando el oro en los 800 de Londres con 15 años, llega a Río milimétricamente prepara para acometer el reto mayúsculo de la Triple Corona del nado libre de semifondo y fondo: los 200, 400 y 800. Una tarea faraónica para la que ha sido esculpida por el sinpar Bruce Gemell. Ha completado el reto en los Mundiales y nadie duda que está capacitada para repetirlo en Río.
El show business corre por cuenta del Dream Team una vez más. Esta vez en una versión con más Team que Dream, tras las bajas de Lebron, Curry, Westbrook o Harden. Algo que no resta un ápice de potencial al rodillo de Coack K, que tiene en Kevin Durant al hombre franquicia. Enfrente se encontrará a una España más NBA que nunca con la espantada de muchos internacionales a la liga americana este verano: Chacho a Phily, Abrines a OK y Willy a la Gran Manzana. Los españoles llegan con ese flow que exhiben en las grandes competiciones y el liderazgo de un Pau Gasol rejuvenecido tras su llegada a San Antonio.
Otros nombres que conviene seguir de cerca son los del gimnasta japonés Kohel Uchimura, que podría ser el primero en repetir oro en concurso completo desde 1972, la pareja rusa de sincronizada que forman Ischenko y Romashina, y el despliegue monumental en el tatami del gigante francés Teddy Riner. Entre los momentos cumbres de los Juegos destacan evidentemente la prueba de 100 (madrugada del domingo 14 al lunes, 03:25), el duelo Phelps-Lotche con los japoneses por medio en los 200 mariposa, la agónica prueba de triatlón en la que Gómez Noya no podrá amenazar a los gemelos Browniee (lo hará Mario Moya), la final del debutante rugby en el que All Blacks, sudafricanos y fiyianos son favoritos... Y así decenas e incluso centenas de citas que ocuparán nuestros horas durante los próximos 16 días. Desde las espectaculares mangas de vela en el estercolero de la bahía de Río, hasta la plasticidad de la gimnasia, los eternos partidos de tenis, la lucha titánica en la piscina de waterpolo, el feroz balonmano, el milimétrico tiro olímpico...
España maneja con cautela una previsión de 26 candidatos a medalla y 46 finalistas. En Londres 11 de las 17 medallas fueron conquistadas por mujeres
España acude con reservas a esta cita. La realidad advierte que se encuentra en declive olímpico. Desde las 20 medallas de Atenas 2004 (3 oros, 11 platas y 6 bronces), el botín ha ido menguando. En Pekín fueron 18 (cinco oros, 10 platas y 3 bronces) y en Londres 17 (3 oros, 10 platas y 4 bronces).
En esta cita hay síntomas que invitan a pensar que seguirá esa dinámica. Los significativos recortes presupuestarios del Consejo Superior de Estado provocados por la crisis, el cambio generacional que provocará el debut de muchos deportistas y el siempre complicado cambio horario no invitan al optimismo. Para Río el COE maneja con cautela una previsión de 26 candidatos a medalla y 46 finalistas. Todo lo que sea acercarse a 20 endulzará unas expectativas que se debaten entre unas desangeladas 15 medallas y unas copiosas 20 preseas.
Las mujeres serán otras vez las protagonistas, como lo fueron en Londres, donde sumaron 11 de las 17 conqusitas españolas. Mireia Belmonte, Fátima Gálvez, Ruth Beitia, Carolina Marín, Lidia Valentín, Eva Calvo, Garbiñe Muguruza, Las Guerreras del balonmano o las chicas del waterpolo son las opciones reales. Entre ellos, los 'medallables' son el marchador Miguel Ángel López, los chicos del basket, un maltrecho Rafa Nadal, su compañero David Ferrer, Mario Mola y la gente de la vela. A eso sumen las habituales sorpresas y fiascos de cada Juegos.
Todo comenzará, para los nuestros, cuando Rafael Nadal Parera pise el tartán del estadio Olímpico en la ceremonia de apertura como abanderado. Rafa además protagonizará una de las imágenes de los Juegos al formar pareja, quizás la más atractiva del circuito, con Garbiñe Muguruza. Dos estrellas buscando una medalla. Durante las dos próximas semanas España se olvidará de los pactos de Gobierno, de los escándalos de dopaje y corrupción en el COI y de salir a cazar Pokemons para levantarse con ojeras (las finales son entre las 2 y las cuatro de la mañana hora española) por culpa de esos 305 deportistas que tratarán de cumplir su sueño: participar en unos Juegos Olímpicos y ganar un medalla. ¡Suerte a todos!