En sus declaraciones ante la Audiencia Nacional el pasado 15 de septiembre, Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, defendió su beso con Jenni Hermoso en la final del mundial como algo "natural entre dos personas que han estado conviviendo mucho tiempo", según se escucha en los audios a los que ha accedido El Español. "¿Cómo le voy a pedir perdón si estábamos los dos super contentos?" ha defendido el directivo.
Ante las preguntas del magistrado, Rubiales vuelve a narrar la versión que ya ofreció en su comparecencia ante la RFEF: "Viene hacia a mí a darme un abrazo. Nos abrazamos, ella me levanta y hago un gesto para no carme, todo esto con una conversación en la que yo le recuerdo -porque había fallado un penalti- que se animara un poco, que sin ella no podríamos haber ganado el Mundial. Ella me dice que soy un crack, que muchas gracias. Y entonces le pregunto, le pregunto, y ella me dice que vale". Preguntado sobre cuál fue la pregunta en cuestión, Rubiales parafrasea lo que ya dijo en la Federación: "Pues “¿puedo darte un besito, un piquito?”, no recuerdo".
El juez busca en el testimonio esclarecer el consentimiento en la situación, e inquiere a Rubiales cómo, si el beso era consentido, agarró la cabeza de Hermoso con las manos. El expresidente de la RFEF justifica lo sucedido con la "alegría" del momento: "Ella me agarra de donde puede, yo la agarro también y no hay más". En esa línea, defiende después que el resto del equipo lo manteó y balanceó poco después. "Y en ese momento no voy a decir que no me toquen, con perdón, el culo, las rodillas o el hombro", continúa en el que define como un momento de euforia y alegría "indescriptibles".
Rubiales basa el consentimiento en la "confianza"
El presidente de la RFEF alega en los audios que todo ocurrió "entre personas que tenían confianza, con una relación muy cordial". En el contexto de la victoria del mundial, dice, hizo algo que había "hecho también con jugadores". Una situación que define como natural.
"¿Considera que la respetó?", le pregunta entonces Ángel Chavarría, el abogado que ejerce la acusación. "Vamos...¡si es que le pregunté antes! ¿Cómo no la voy a respetar? Y ella se fue muerta de risa y dándome dos cachetes en el costado", zanja Rubiales en respuesta.
Chavarría incide más en el contexto del beso y va más allá al preguntar al presidente de la Federación si había planeado el beso "antes de que ocurrieran los hechos", algo que el entrevistado niega rotundamente, asegurando que eso es "algo que surge sobre la marcha".
Sobre las presiones: "Está faltando a la verdad"
Al respecto de las coacciones para justificar el beso que pudieron haberse producido y que las compañeras y familiares de Jennifer Hermoso han ratificado, Rubiales insiste en que la jugadora "sabe perfectamente que está faltando a la verdad". Las supuestas presiones se habrían dado en el túnel de vestuarios y en el avión de vuelta a España.
Sobre la primera localización, el presidente de la RFEF asevera que no es posible, ya que en el túnel el beso aún no generaba "ningún problema" a ojos del público. Sobre el avión, sin embargo, Rubiales reconoce haber pedido a Hermoso aparecer juntos en un vídeo. Aconsejado por "gente de la Federación", el directivo se acercó a la jugadora en el avión para pedirle el vídeo conjunto: "Esto me va a hacer mucho daño", justificó entonces. Ante la Audiencia Nacional, hace hincapié en que Hermoso se negó alegando que quería celebrar el Mundial y no hacer más declaraciones. Hizo entonces Rubiales una segunda petición, asegurando que era mejor comparecer juntos tal y como recomendaba la Federación, y volvió a recibir una negativa por parte de la jugadora.
En cierto momento, reconoce también, nombró a sus hijas ante la jugadora como un motivo más para comparecer: "Le dije ‘mis hijas están aquí, están sufriendo. Yo creo que podemos entre los dos acabar ya con esto’" ante lo que recibió una última negativa: "‘Mira, presi, que de verdad, que no".