Adidas estima que la rentabilidad de sus actividades en el este de Europa y más concretamente en Rusia, uno de sus mercados clave, está amenazada por las tensiones políticas y la violencia creciente en la región.
De hecho, la marca alemana ha frenado en seco su expansión por el territorio ruso, ha cerrado varias tiendas y, en su condición de patrocinador del Mundial de 2018, esa actitud empresarial es un serio aviso para la celebración del Mundial de 2018.
El fabricante alemán se hundía esta semana en Bolsa, tras revisar a la baja su objetivo de beneficio para 2014, inalcanzable debido a esas tensiones geopolíticas en el este de Europa y a sus dificultades en el departamento dedicado al golf.
En la bolsa de Fráncfort, la cotización de Adidas se derrumbó un 11,41% y el grupo prevé ahora un beneficio neto de unos 650 millones de euros (unos 870 millones de dólares), cuando la previsión anterior se situaba entre los 830 y 930 millones de euros (1.111 y 1.245 millones de dólares).