El Vicente Calderón abre sus puertas por primera vez en la que será la última temporada de su historia. Por esa razón este año no puede ser uno más. Lo sabe el Cholo, lo asumen sus futbolistas y lo vivirá a flor de piel una afición que ha hecho del Manzanares un templo del que costará mucho desprenderse. El recién ascendido Alavés rinde visita en el estreno liguero del equipo colchonero donde la ausencia de Griezmann es lo más reseñable del primer once de Simeone donde debería estar Gameiro y no así Gaitán ni Vrsaljko. El ariete francés será la referencia de un equipo que ya sabe cómo arrancar si quiere superarse a sí mismo y mejorar los registros anteriores en el campeonato doméstico.
El Calderón va a ser una fiesta cada ocasión que el Atleti salte al césped. Todos a una. Nunca mejor dicho. La grada jugará cada partido como el que más y en el primer acto de una campaña con tres competiciones en juego tiene previsto rendir homenaje a uno de los pilares de su plantilla que más impronta tiene entre la afición . El ambiente será colosal.
Y mientras, y con el mercado abierto, Gil Marín, Berta y Caminero resuelven la configuración de una plantilla no cerrada. "Faltan días para cerrarla... O no. Hasta el último día estamos abiertos a salidas o llegadas", reconoce un Simeone que espera más refuerzos. Las salidas tienen destino portugués con Óliver Torres y Diogo Jota rumbo al Oporto, Velázquez cedido al Sporting de Braga y Mensah, al Vitoria de Guimaraes; y ya sólo faltaría colocar a Manquillo. La posibilidad de que Giménez abandonara la disciplina se ha disipado momentáneamente porque la barrera para Manchester City o Arsenal son los 65 kilos de cláusula aunque nada está descartado hasta final de agosto.
La cuestión es saber quién reforzará el equipo porque el Atleti tiene dinero y el Cholo insiste en mejorar lo que tiene. La llegada debe ser ofensiva, un jugón o un delantero. Ese es el corte. Por Rafinha se ha hablado con el Barça, y Cesc, ofrecido a media Europa, también ha sonado. Otras opciones se han desbaratado por el camino, pero Gil Marín ha vuelto a retomar una vieja aspiración: Santi Cazorla. El internacional español del Arsenal es una debilidad rojiblanca desde hace años cuando entonces se abordó su contratación. De nuevo vuelve a irrumpir en el horizonte rojiblanco, cuenta con buenos amigos en la plantilla, y el club se mueve ante una opción nunca descartada sin descartar otras.