Remontar un partido que se pone con 10-0 con un equipo plagado de meritorios y no habituales en medio del ambiente hóstil de Gales no es tarea fácil. Pero Inglaterra, la fiera, malencarada y rocosa, la misma que pega primero y pregunta después, ha vuelto. Lancaster ha recuperado los valores del rugby clásico del XV de la Rosa y su equipo demostró ayer que el bloque está por encima de los nombres.
El partido fue extraño en el inicio. Gales salió envalentonada ante su público. Con las líneas defensivas muy altas, tanto que rozaban el fuera de juego, los dos equipos tapaban las patadas rivales. Especialmente desafortunado George Ford, que no tenía timing y se encontraba incómodo ante la presión de los rivales. Los galeses anotaron su primer ensayo (y único) en una salida de melé de Faletau, que habilitó a Webb, quien posó. A eso sumó Biggard, que acabó empapado de sangre, golpeado y lleno de cortes, dos golpes de castigo regalados por los delanteros ingleses.
Con 10-0 en contra, Inglaterra entró en el partido y su delantera se vino arriba. La hora de partido que quedaba por delante fue una exhibición del paquete liderado por Robshaw, que arrasó en melé a los galeses e impuso su clásico juego de ruck'n roll. Dominaron el set piece y el breakdown y comennzó a ganar protagonista el novato Joseph y el zqguero Mike Brown. Al final del primer tiempo Inglaterra se iba abajo en el marcador 16-8, tras anotar un ensayo Watson y una patada de Ford.
Sin embargo, el resultado era engañoso. Gales pisó pocas veces la 22 inglesa, pero sumó en todas sus visitas. Dominaba la posesión y jugaba en campo contrario, pero Inglaterra no renatabilizaba ese dominio. En la segunda parte Lancaster le dio el mando a su medio melé, Ben Youngs, que lo agradecía ordenando un ataque de 22 fases que concluía con Joseph ensayando. Sin rastro de la tercera galesa, con su melé haciendo aguas y sus tres cuartos sin balón ni protagonismo, Gatland no encontraba el remedio para recuperar el mando del partido.
El final, con Gales tratando de ganar metros sin éxito ante la cortina, que ayer fue telón, defensivo de Inglaterra retrataba perfectamente el momento de juego de ambos. Gales no está fresco, no tiene chispa, ni la magia de otras épocas. North cayó groggy dos veces, Cuthbert se marchó al sin bin, Halfpenny tuvo que ser atendido... Inglaterra pasó por encima a los dragones y presentó su candidatura a este torneo, preámbulo de su Mundial. ¡Y lo hizo con la baja de 10 titulares!
Inglaterra ha vuelto, si es que alguna vez se fue. Gales no está, si es que ha vuelto en algún momento después de caer en las semifinales del pasado Mundial. Parece que los jóvenes celtas no han sido capaces de digerir aquella dolorosa derrota. Su rival, por el contrario, viene de una travesia por el desierto y convierte los partidos en lentas agonías para sus adversarios, a los que tensa y asfixia para acabar descosiendo.