Con todos las miradas apuntado hacia ella, Simone Biles explotó. La que estaba llamada a ser la gran estrella de los Juegos Olímpicos de Tokio no pudo más y optó por retirarse de la final de gimnasia por equipos cuando apenas había realizado el primero de los cuatro ejercicios que le correspondían. "Son los demonios en la cabeza. No estaba lesionada. Bueno, sí, me había lesionado el orgullo", explicó minutos después, descartando los rumores que apuntaban a un simple problema físico y dejando en el aire si participará en las pruebas individuales. "Estoy intentado reconducir la situación de cara a la próxima prueba. Voy a tomarlo día a día y a ver qué sucede", aseguró.
En salto, el primero y único aparato en el que participó, Biles falló, viendo como el amanar (mortal en plancha tras entrada en Yurchenko y dos piruetas y media) que tenía previsto quedaba reducido a una pirueta y media, dejando a su selección con un punto de desventaja. A partir de ahí, la gimnasta de 24 años dio un paso a un lado y fue atendida por el personal médico, no disputando ni asimétricas, ni barra, ni suelo. Solo volvió para, ya vestida con el chándal de Estados Unidos, ver desde el banquillo como sus compañeras acusaban el golpe de perder a su referente y perdían el oro ante Rusia.
No tardó mucho la mejor gimnasta del mundo, ganadora de cuatro oros y un bronces en 2016 en los Juegos de Río, en aclarar lo ocurrido y tratar sin tapujos un problema del que cada vez más deportistas de élite se atreven a hablar públicamente. De hecho, reconoció que se sintió inspirado por la tenista japonesa Naomi Osaka, que hace unos meses renunció a participar en Roland Garros y Wimbledon por otro problema de salud mental.
"Desde que entro al tapiz, estoy yo sola, confrontando los demonios en mi cabeza. Debo hacer lo que es bueno para mí y concentrarme en mi salud mental y no comprometer mi bienestar. Tenemos que proteger nuestros cuerpos y nuestros mentes y no salir ahí hacer lo que el mundo quiere de nosotros", explicó a la prensa tras subirse al podio a recibir la medalla de plata.
"No me lo estoy pasando muy bien, y en estos Juegos Olímpicos quería estar por mi misma y me siento como que aún lo hago por los demás. Que haya perdido la pasión por algo que amo, eso me duele en lo más profundo. Es muy desafortunado que me haya ocurrido durante los Juegos Olímpicos, pero en la vida hay más cosas que la gimnasia", zanjó.
Víctima de Larry Nassar
Ya el lunes, en la previa de la final, Biles, que llegó a Tokio optando a seis medallas, dejó entrever en su Instagram una situación que acabó por explotar este martes: “Muchas veces siento de verdad como si cargara sobre mis hombros el peso del mundo. Sí, ya sé, hago como si nada y hasta parece que la presión no me afecta, pero, narices, a veces es demasiado difícil”, escribió entonces una deportista que, desde su explosión mediática en 2016, ha tenido que convivir día tras día con la presión de ser una referente mundial.
Por el camino, el nacimiento de un ídolo que, convertida en referencia de miles y miles de personas, se empeñó en ser de hierro, liderando la lucha contra cualquier tipo de discriminación o injusticia. Una lucha que empezó en 2018, cuando reveló que había sido una de las víctimas del médico del equipo estadounidense Larry Nassar, condenado a décadas de cárcel por abusar sexualmente de cientos de gimnastas durante los años que fue parte en el equipo.
Desde ese momento, Biles se puso en primera línea y animó a todas sus compañeras a seguir sus pasos, además de participar activamente en la defensa de otras causas, como la lucha contra la discriminación racial. Ahora, con su retirada en toda una final de los Juegos Olímpicos, se ha convertido también, quizás de forma involuntaria, en abanderada de otra causa como es el tabú de los problemas mentales que trae consigo la competición deportiva de alto nivel.
"No solo somos deportistas. Al final del día somos personas y a veces tenemos que dar un paso atrás", ratificó este martes. "Creo que hablar, decirlo todo, ayuda. Estamos en algo tan grande, son los Juegos Olímpicos, que si no estás al 100 o al 120% al final del día te tienen que sacar en una camilla, porque acabarás haciéndote daño a ti misma”.