El 24 de julio de 2022, los ojos del mundo del ciclismo estaban puestos en la última etapa del Tour de Francia y su particular show del paseo final por los Campos Elíseos, sin consecuencias para el triunfo final en la general de Jonas Vingegaard. En esta tarde parisina en la que Jasper Philipsen triunfaba en el tradicional sprint que ponía fin a la ronda gala, y a 1.200 kilómetros de distancia, un italiano natural de Borgoricco se quitaba el mayor peso de encima de su vida deportiva. Andrea Peron, a sus 33 años, justificaba toda una carrera de buenos resultados sobre la bicicleta pero a la que le faltaba la guinda de un triunfo como profesional. Ese día, este sprinter del Team Novo Nordisk alzaba los brazos en el G.P. de Kranj y sumaba su primera victoria en la élite. Para él y para su equipo la foto sobre la línea de meta, el grito de Peron, la cremallera del maillot a medio bajar, es una imagen icónica que siempre irá en la memoria de la escuadra.
Única y exclusivamente diabéticos del tipo 1
Pero más allá de la trascendencia personal para Peron de ese ansiado triunfo y de la lógica alegría de todo el Team Novo Nordisk, ¿por qué fue tan importante ganar esa carrera en un domingo cualquiera del mes de julio? El G.P. Kranj, de categoría 1.2 (la última del ciclismo profesional) es una competición de un día como tantas y tantas se desarrollan en el circuito europeo. Quizá para muchos equipos puede ser una más en el calendario continental europeo, pero para el Team Novo Nordisk no. Porque el Team Novo Nordisk compite única y exclusivamente con ciclistas que padecen diabetes del tipo 1. Y por mucho que desde la escuadra respondan que no, que no corren en desigualdad de condiciones con el resto del pelotón, no estamos ante un plantel al uso.
“Para mí los ciclistas del Team Novo Nordisk son héroes, no es sencillo lo que hacen”, relata a Vozpópuli Massimo Podenzana. El director deportivo del Team Novo Nordisk nos atiende desde Hungría, la víspera del inicio de un Tour de Hungría donde un par de sus corredores darán después mucha guerra. Y es que, más allá de abrazar las siempre bienvenidas victorias, un equipo de estas características también lanza un mensaje en cada carrera, en cada kilómetro que recorre, y que se puede resumir en que la vida no se termina con la diabetes, ni mucho menos. Se puede llevar una existencia normal y se puede brillar. “Impulsando el cambio en la diabetes”, es uno de sus lemas.
Novo Nordisk es una empresa danesa que en 2023 cumple 100 años y que en su siglo de existencia ha trabajado por mejorar la vida de las personas con diabetes y otras enfermedades crónicas. Patrocinadora principal del equipo ciclista desde 2013, ese año marca el momento en que el plantel pasa a estar formado sólo por diabéticos. En el presente, además de formar parte del pelotón profesional, disponen de un equipo de formación y de otro de corredores y corredoras de pista, donde sobresale Mandy Marquardt, estadounidense varias veces campeona de su país en diferentes disciplinas y con éxitos también en el plano internacional.
Un mensaje por el mundo
Concienciar de que es posible vivir de forma normal con diabetes es uno de los trabajos que a día a día, en paralelo a la competición, llevan los corredores del Team Novo Nordisk. En el fondo, competir y expandir ese mensaje es algo que va unido. Y si muchos equipos ciclistas buscan la escapada de turno para dar publicidad al sponsor —el clásico mantra del pelotón “que se nos vea”—, esa realidad no varía con el Novo Nordisk.
De búsqueda de protagonismo sabe algo Podenzana, ilustre exciclista, que fue líder del Giro de Italia en 1988 durante una semana, que tiene triunfos en la ronda italiana y en el Tour, que es uno de los clásicos del ciclismo en los años 80 y 90 y que ahora, desde el coche del Team Novo Nordisk como director deportivo, vive el ciclismo al otro lado.
Eso sí, que lancen cada día un mensaje alrededor de la diabetes no supone que su misión se acote a eso exclusivamente. No son comparsas de nadie ni de nada. También salen a competir y les importa ganar. Lo buscan, de hecho, cuando saben que pueden. La algarabía por el triunfo de Peron en Eslovenia es buena muestra de ello. “Fue una sensación única. Era como un sueño porque Andrea lleva 10 años como profesional pero no le terminaban de salir las cosas al 100%”, nos cuenta Podenzana sobre aquella tarde de julio en Kranj.
Y es que Peron, en el Novo Nordisk desde 2013, es un corredor muy bueno al que, por devenires del destino, esa victoria no le terminaba de llegar. Su palmarés en junior estaba decorado de algunas jornadas gloriosas, pero en el profesionalismo, nada de nada hasta 2022. Podenzana decía que las cosas no le salían al 100% porque buenos resultados tenía. Y es Peron es uno de los ciclistas con más Top-10 en etapas y carreras de un día de todo el pelotón mundial (más de 50). De hecho, según se editaba este reportaje, Peron conseguía una tercera posición en la primera etapa del Tour de la Mirabelle.
Si uno hace un seguimiento del Team Novo Nordisk, le dan una tremenda importancia al hecho de quedar en esos márgenes clasificatorios. Peron sabía lo que era moverse en esas realidades, pero le faltaba el triunfo. Había dado al palo un par de meses antes con un segundo puesto en una etapa del Tour de Grecia. Un segundo puesto amargo, al que se unía otro tercer puesto en una jornada del Tour de Rodas, una novena posición en el día inaugural del Tour de Omán… pero no se subía al cajón más alto. Hasta ese día en Kranj. “Mis sensaciones eran tremendas en la víspera. Tenía piernas, sabía que podía ganar, no sólo porque el recorrido y la llegada eran muy propicios para mí, sino porque realmente me sentía bien”, narra Peron, también desde Hungría, a Vozpópuli en la previa de un Tour por tierras magiares que no se le dio tan bien quizá como esperaba a título individual. Pero la nueva generación de ciclistas del equipo, encabezada por Matyáš Kopecký (dos Top-10 en Hungría) o Filippo Ridolfo (líder de la montaña una jornada) dieron buena cuenta de que el relevo viene fuerte.
Andrea Peron ganó en Kranj y terminó con el maleficio de no haber sumado una victoria en toda su carrera profesional. Él, que valora el hecho de estar a menudo en las primeras posiciones de muchas etapas grandes del ciclismo “como la señal de que sigo fuerte, sigo con nivel”, también conoce sus límites. Diagnosticado con diabetes a los 16 años, agradecerá siempre a su médico que le dijera que no pasaba nada, que la vida seguía y que podía seguir llevando una buena existencia.
Casi dos décadas después, ese niño que se quedaba embelesado delante de la tele viendo la Milán-San Remo, protagonizó un fuga en la clásica italiana en 2021 de más de 250 kilómetros. “Una de las mejores cosas que puedes hacer en la vida es ser honesto contigo mismo. Yo sé que no voy a ganar la Milán-San Remo por lo que la mejor forma de ser protagonista es ir escapado. Y más en Italia, en una carrera así. No se me ocurre mejor forma de pasar el día. Das lo mejor que tienes y como consecuencia de ello expandes tu mensaje y el mensaje del equipo. Va todo asociado”.
La historia de David Lozano: la diabetes le puso en la carretera
No, la de Peron no fue la única victoria del Novo Nordisk a lo largo de los tiempos. Tiene algunas otras, como el campeonato nacional de Finlandia de la mano de Joonas Henttala en 2021 o el triunfo en una etapa del Tour de Ruanda por parte de David Lozano, en 2018. “Llevaba varios días quedándome muy cerca del triunfo. La mañana previa a la victoria nos había llegado una información de un medio de comunicación que dijo que un equipo como el nuestro no tenía que competir. Ese día gané la etapa”.
David Lozano nos atiende vía telefónica desde su casa. Acaba de llegar de entrenar “con unas potentes series finales” por motivo de una inesperada llamada (no la nuestra). Está a caballo entre Asturias, de donde viene de competir, y Hungría, donde acudirá en unos días, donde será parte de una caída y donde hará equipo para que otros brillen. A veces se trata de eso también.
David tiene 34 años y asegura que en esto del ciclismo “ya va año a año”. No ha sido un bloque de competición el de primavera sencillo para él pero ha vuelto a recuperar el tino. Como tuvo que hacer a finales de 2011. Entonces, este ciclista catalán era un buen corredor de mountain bike y de ciclocross. Y no se encontraba bien en ese diciembre de 2011. “Perdía peso, quería beber mucha Coca-Cola. Estaba muy cansado. Y todo se precipitó cuando salí a entrenar con un amigo y no veía. No veía nada”. Ingreso en el hospital y diagnóstico: diabetes. “No me lo esperaba”. Y eso que su padre sufre la misma enfermedad, pero por su cabeza no pasó aquello. Una vez asimilada la noticia, David pidió irse a casa cuanto antes. Los primeros días no fueron sencillos, pero nunca se amilanó. Aunque sufría: “Desde tomarme un gel cada cuarto de hora a pararme a llorar en las cunetas”.
En 2012, al poco del diagnóstico, el ciclista Javier Mejías le habló del SANOFI, el preludio de lo que en 2013 sería el Team Novo Nordisk. “Ahora sí te digo que es posible que cualquier ciclista diabético desarrolle su carrera en cualquier equipo pero hace diez años no lo era”.
David entró en la disciplina del equipo y se pasó al mundo del ciclismo en ruta, quizá la única forma entonces de mantenerse en activo y de ser profesional. Eso sí, sigue haciendo alguna cosa en ciclocross. Ha sido en 2023 quinto el campeonato de España. “Y salí muy atrás porque no tenía registros recientes. Además, me tuvieron que dejar una bici. Yo creo que si salgo más arriba todavía lo habría hecho mejor, porque remonté mucho”.
David, y Andrea Peron y Massimo Podenzana, cuentan las cosas con una naturalidad que se echa demasiado de menos en algunas situaciones del deporte profesional. Charlar con ellos es no hacerlo encorsetado. Y no hay en su conversación lugares comunes. Tampoco los hay en el documental ‘Ride for ur L1fe', una hora magnífica donde se ve lo que es el día a día de un equipo de estas estas características.
“Ya he ganado en ciclocross, en montaña y en ruta”, contesta divertido David cuando le preguntamos qué fue triunfar en Ruanda, a lo que añadió en 2019 el triunfo en la clasificación de la Montaña del Tour de Taiyuan.
Él, como Andrea Peron, sabe que hay carreras en las que no manda, en la que no es el jefe del pelotón. Por eso se fuga, se escapa. “Me lo paso genial aunque sepa que va a ser difícil que llegue a la meta, que gane. Porque estar en fuga es ser el capo todo el rato que vas delante, algo que no puedes disfrutar en el pelotón”. Incluso así, la trayectoria de Lozando está jalonada de algunos buenos Top-10 en las clasificaciones generales de vueltas por etapas.
Una de esas fugas fue en 2022 en la Maryland Cycling Classic. Casi 200 kilómetros arriba para terminar en la 12ª posición. “Estuvo muy bien”, apunta. “Hay veces que quedas quinto y te vale porque depende del contexto, de cómo hayas peleado”.
¿Y el mensaje que dais? “Pues mira, alguna etapa, más allá de la posición, llegas muerto, sin ganas de nada, hecho polvo. Y de repente, un padre te dice que su hijo de pocos años es diabético y que yo soy un ejemplo para él. Y entonces todo ha merecido la pena”.