Una hernia inguinal ha hecho que Alessandro Lequio tenga que tomarse un descanso obligatorio. El colaborador ha tenido que alejarse un tiempo de la televisión, coincidiendo con las vacaciones de Semana santa, para recuperarse de la intervención. Un pequeño revés de salud que en un momento en el que rebosa felicidad. Y es que, después de casi veinte años juntos, Lequio y su pareja, María Palacios, van a ser padres. Sí, como lo leen. Padres. Para ella será la primera vez. Para él, la tercera. Pero, ¿de verdad tiene ganas de ponerse a cambiar pañales a los 55?
La paternidad a edades avanzadas se ha convertido en algo habitual entre los famosos. Cada vez son más los que se animan a tener hijos después de los 60. Algo, sin duda, más que curioso, ya que cuando los retoños lleguen a los 20, sus famosos padres rondarán los 80.Y pónganse a lidiar con un postadolescente cuando uno está ya para unos trotes mucho más calmados. Sí, amor no les faltará, y posiblemente, tampoco dinero, pero, ¿es necesario desafiar tanto a la naturaleza? Igual se nos está yendo un poco de las manos...
El ejemplo de Alessandro Lequio se queda en nada si echamos un vistazo a las paternidades de algunos de los maduritos más interesantes de Hollywood. Famosos, como éstos, que se animan a tener hijos cuando podrían tener ya nietos:
Bruce Willis
Cinco hijos tiene el actor Bruce Willis. Tres con su primera mujer, la también actriz Demi Moore, y dos más con su pareja actual, Emma Heming. La cuarta, Mabel Ray, nació cuando Willis tenía 58, y la quinta, Evelyn, cuando ya había cumplido los 60. Y luego nos extrañamos cuando sigue ejerciendo de héroe de acción. Cuidar a dos niñas pequeñas. Eso sí que es una heroicidad.
Hugh Grant
Entender las paternidades del actor Hugh Grant no es sencillo. En 2011, cuando tenía 51, tuvo a su primera hija con Tinglan Hong, una recepcionista de un restaurante chino. Un año después tuvo a su segundo hijo con la productora Anna Elisabet Eberstein. Un año después tuvo a su tercer hijo con Hong, la madre de la primera. Y dos años después tuvo a su cuarto hijo con Eberstein, la madre del segundo. Y todo después de haber pasado de los 50.
Mel Gibson
Cuando se separó de su primera mujer, el actor Mel Gibson ya tenía siete hijos. Sí, siete, que se dice rápido. Claro que habían estado casados treinta años. Entonces, conoció a la pianista Oksana Grigorieva y tuvo otra hija cuando ya había cumplido los 53. La relación entre Gibson y Grigorieva terminó como el rosario de la aurora, con intercambio de demandas incluido.
Michael Douglas
Más de veinte años se llevan los dos primeros hijos de Michael Douglas. Cameron, fruto de su relación con Diandra, nació en 1978, mientras que Dylan lo hizo en el 2000. Junto a Catherine Zeta-Jones, además de éste, tiene otra hija que nació tres años más tarde. Dos preciosos retoños que el actor tuvo cuando ya había cumplido los 55. Una edad estupenda para tener hijos, ¿no?
Paul McCartney
Pese a que cuando hablamos de hijos del músico Paul McCartney, la primera que nos viene a la cabeza es la diseñadora Stella McCartney, el ex Beatle ha tenido otros cuatro hijos. Los primeros fueron con su primera mujer, la desaparecida Linda McCartney, mientras que la última nació fruto de su relación modelo Heather Mills. Fue en 2003, cuando el músico había cumplido ya 61.
Donald Trump
¿Quién nos iba a decir a estas alturas que estaríamos hablando de Donald Trump casi cada día? El aspirante a presidente de los Estados Unidos tiene cinco hijos. Los tres primeros con su primera mujer, Ivana, la cuarta con su segunda mujer, Marla Maples, y el último con su esposa actual, Melania. Trump tenía ya 60 cuando fue padre por última vez.
Julio Iglesias
En nuestro show business también tenemos ejemplos de padres que podrían pasar por abuelos. Hablamos, claro, de Julio Iglesias. El cantante acumula la friolera de ocho hijos, el último de los cuales nació cuando ya había cumplido los 64. ¿Se imaginan tener a cinco niños -los tres primeros están ya más que criados- correteando por casa sin parar? Menos mal que la mansión de Julio debe ser lo suficientemente imponente como para poder retirarse a descansar sin ser molestado.
