Desde que el pasado 10 de Junio conociéramos el famoso ‘almuerzo para dos’ sucedido en el Eurobuilding entre Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa anunciado a bombo y platillo (y previamente acordado) en la revista ¡Hola!, el amor que se profesan Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler parece una eterna luna de miel.
Pero, aunque para Mario “amor es Isabel Preysler” y viceversa, lo cierto es que la pareja no lo está teniendo nada fácil, aunque se empeñen en mostrarse tan enamorados.
Por un lado, desde que se diera a conocer esta historia de pasión, Mario Vargas Llosa lo ha tenido complicado. El Nobel perdió el apoyo de sus tres hijos, que decidieron apoyar a su anterior mujer, Patricia. Además, hay que pensar en la también “ruptura económica” y en los numerosos bienes que el escritor posee y que Patricia le quiere pelear. Los derechos de autor del escritor y sus cinco propiedades repartidas entre Madrid, París, Londres, Lima y Nueva York, son solo algunos de ellos.
Por otro lado, el de Isabel tampoco ha sido un camino de rosas.
En un primer lugar, los hijos de Isabel, aunque siempre hayan sido muy políticamente correctos, no han apoyado esta relación públicamente. Ni si quiera acudieron al 80 cumpleaños del Nobel en Madrid, aunque se justificaran con mil excusas posteriormente.
A esto, como veníamos diciendo, hay que acuñar varios problemas más por parte de la ‘socialité’. La investigación que le ha abierto Hacienda y la guerra que tiene abierta con los hijos de su anterior marido, Miguel Boyer, hacen que haya nuevos frentes a los que la pareja, si tan enamorada está, van a tener que combatir mano a mano.
Recordemos que Laura y Miguel Boyer Jr., hijos de Boyer y de Elena Arnedo, habrían acudido a la mansión de Puerta de Hierro en la que vive Isabel con su actual pareja para levantar un acta notarial y reclamar unos supuestos bienes que Preysler aún posee de su difunto esposo y que no le pertenecen –la prensa ha hablado de varias obras de arte y de hasta un seguro de vida-.
Pero los tortolitos no se achantan ante nadie ni nada, y han seguido su vida de lo más normal, acudiendo incluso a disfrutar de una corrida de toros en Las Ventas, en donde se le brindaron varios toros al Nobel.
El último episodio, ha sido el de Ana Boyer, la hija en común entre Miguel Boyer e Isabel, que desde que saltara la noticia, se mudó a vivir con su novio, el tenista Fernando Verdasco, aunque ella niega la mayor de que fuera por el repentino romance de su madre.
Lo cierto es que Ana, también ha seguido con su relación independientemente de la de su madre, acudiendo este pasado fin de semana a la boda de la hermana de su novio.
Y la vida sigue, y ‘la preysleritis’ que padece Mario no cesa. ¿Será crónica? Después de un año de incesante pasión, pese a los problemas, todo apunta a que así será.