Este 29 de enero se cumplen 50 años de la boda entre Julio Iglesias e Isabel Preysler. La ceremonia se celebró en la capilla del complejo hotelero de Illescas. Fue un enlace preparado en tiempo récord, tal y como recuerda Manuel Román en Chic, ya que Isabel estaba embarazada, aunque ninguno de los invitados lo sabía.
Isabel Preysler se casó con dudas, pues no quería que su futuro hijo fuese la única razón para darle el sí quiero a Julio ante el altar. Ella le propuso irse a parir a Estados Unidos, pero el cantante no aceptó y ambos acordaron casarse. Cabe recordar que la época actual dista mucho de aquel 1971.
El bebé, que fue niña y se llamó María Isabel (Chábeli), nació siete meses después de la boda, el 3 de septiembre de aquel año, en Portugal. Julio, apunta Román, no estaba ahí sino en Albacete, aunque en cuanto pudo acudió corriendo a Cascais a conocer a su pequeña.
En aquel entonces él no era el Dios de la música en el que se convertiría años después, aunque tanto el nacimiento de los críos como la boda despertó mucho interés. Se dice que incluso acudieron al enlace más fotógrafos (200) que invitados. La luna de miel la celebraron en Canarias.
Aunque ella tenía dudas sobre la idoneidad del enlace aquel año, sí que se casaron enamorados. Él más que ella, cuentan los periodistas de la época. Al final, aunque la boda fue empujada por razones externas, se quisieron mucho. ¿Por qué cortaron entonces?
Cuando Julio Iglesias e Isabel Preysler se divorciaron
Isabel llegó a Madrid en 1969 y poco a poco empezó a relacionarse con la jet set de la capital. Julio la conoció y quedó prendado de ella. Estuvo luchando hasta conquistarla. Tanto fue así que la dejó embarazada y precipitó la boda.
Tras el nacimiento de Chábeli, en 1971, de quien se dijo que era sietemesina para ocultar que ella se había casado ya embarazada, nacieron Julio (1973) y Enrique (1975). Unos niños que crió ella prácticamente a solas, ya que Julio entonces empezaba a despegar y se ausentaba del domicilio familiar hasta por diez meses seguidos. Y ya se sabe, cuando la pareja empieza a no estar presente, se rompe el vínculo.
Eso es lo que ocurrió e Isabel acabó siendo infiel a Julio con Carlos Falcó, el marqués de Griñón.
El error de Julio Iglesias por el que perdió a su primer amor
Isabel Preysler comprendía la profesión de su marido, pero no la quería en su vida. No estaba dispuesta ni a seguirle en sus largas giras ni a cuidar de sus tres hijos sin su pareja. Esto desgastó la relación y el marqués de Griñón llegó en el momento idóneo para precipitar el divorcio.
Román apunta que Julio decía que Isabel nunca entendió su profesión artística, pero lo cierto es que sí que lo hacía, lo que ocurría es que ella no se quedó impasible ante las ausencias de él, que vivía ignorando prácticamente a su familia.
Quizá fue este el mayor error de Julio: poner su carrera por delante de su familia. O quizá todo hubiera en divorcio si no lo hubiera hecho. Es el eterno dilema –ya lo vimos en La la land–, pero ¿hasta qué punto compensa luchar por un sueño profesional en detrimento del amor? Y quizá aceptar celebrar la boda también fue un error de Isabel, pues ella nunca se casó convencida.