A orillas del río Nalón, en uno de los enclaves más desconocidos de Asturias, se encuentra el pequeño pueblo de San Esteban de Pravia. Desde la Edad Media, esta pequeña villa se convirtió en un importante puerto comercial gracias a la exportación de la sal almacenada en los alfolíes de Pravia y, más adelante, gracias a la madera del bosque de Muniellos que se llevaba hasta Ferrol, Bilbao o Sevilla.
San Esteban de Pravia, patrimonio minero
Pero esto no fue lo único que se exportó desde la villa, puesto que más tarde, a comienzos del siglo XX, San Esteban de Pravia se convirtió en el primer y único puerto carbonero de España desde donde se distribuía el carbón extraído de la real Compañía de Minas de Langreo. De esa época de esplendor minero de Asturias todavía queda presente a lo largo del pueblo el Conjunto Histórico Industrial del Puerto de San Esteban de Pravia, convirtiéndose en todo un reclamo turístico por contar con un patrimonio industrial único conservado en perfectas condiciones.
Un paseo por el puerto
Haciendo un recorrido por el puerto, desde el comienzo del pueblo -donde terminan las vías de tren- hasta la salida del río Nalón hacia el mar Cantábrico, las imponentes grúas de 1929 y los raíles por los que se movían los carros llenos de cabrón recuerdan a cada instante el esplendor que esta zona tuvo gracias al carbón. Autopropulsadas sobre carriles con accionamiento eléctrico, con una base giratoria de 360º, estas grúas que servían para el trasiego de mercancías desde los vagones del ferrocarril -ubicados al comienzo del puerto- hasta los barcos, siguen en pie hoy día en recuerdo del patrimonio y con el objetivo de explicar a turistas y locales el valor de su ubicación. Además, vale la pena recalcar, que estas máquinas sustituyeron a las grúas de vapor utilizadas durante la Primera Guerra Mundial.
Otro de los puntos de interés dentro de esta villa son los antiguos cargaderos, conservados dos de los tres que hubo en el puerto, sin olvidar la vía ferroviaria -inaugurada en 1904-, construida con el objetivo de transportar el carbón del valle minero de Turón hasta el puerto de San Esteban de Pravia. Esta combinación de industrias hizo que durante más de 50 años, la estación de tren de San Esteban fuera una de las estaciones de tren con mayor tráfico de mercancías y viajeros de toda Asturias.
Más allá de las minas
Al estar ubicada entre el mar y la montaña, San Esteban de Pravia tiene mucho más que ofrecer. Una de las rutas más bellas para los amantes de la naturaleza es la ruta de los miradores; un recorrido por diferentes lugares desde los que disfrutar de las espectaculares vistas de la ría y su entorno, que combina elementos histórico-industriales. A lo largo de este paseo, el visitante disfrutará de un recorrido entre acantilados, calas, bosques frondosos y playas que merece la pena visitar.
Descanso con vistas al Nalón
La ubicación de San Esteban de Pravia hizo que numerosos artistas, pintores y escritores se acercasen hasta aquí para disfrutar de la naturaleza y la tranquilidad de esta zona. Rubén Darío, Sorolla o Fortuny fueron algunos de los personajes que se alojaron en la villa, concretamente en el Gran Hotel Brillante cuando tan solo era una pensión. Convertido en la actualidad en uno de los pocos hoteles boutique de la zona, Brillante es a día de hoy un alojamiento único en el que dejarse mimar para disfrutar de una visita en este pueblo.
Localizado frente al puerto, en la calle principal y a escasos metros de la estación de tren, Gran Hotel Brillante conserva fielmente la esencia de la mítica pensión Brillante donde se alojaron todos estos personajes. Su fachada mantiene ese aire de antaño que recuerda aquellos tiempos en los que este pueblo brillaba gracias al carbón. Su rehabilitación y reforma duró más de un año y el trabajo junto a la diseñadora Beatriz Silveira especializada en interiorismo ha logrado mantener la atmósfera clásica de entonces.
En su interior el hotel cuenta con 14 habitaciones exteriores con detalles que las hacen únicas como muebles hechos a medida, los cabeceros de las camas, la iluminación, las telas de la casa inglesa 'Designers Guild', las molduras de los techos o las sábanas de 400 hilos de algodón egipcio de Carmen Borja. Pero también cuenta con ocho residencias privadas ubicadas en las últimas plantas del hotel, enfocadas a familias con niños o grupos de amigos o familiares que busquen un espacio íntimo con cocina completa -vitrocerámica, horno, lavadora y nevera- pero también con todas las comodidades que ofrece un hotel.