Economía

El Banco Mundial predice el fin del modelo económico chino

El presidente del Banco mundial, Robert Zoellick, en visita oficial a China, pide amplias reformas estructurales para cambiar de modelo económico y evitar el estancamiento.

  • El presidente saliente del Banco Mundial, Robert Zoellick

“Los dirigentes chinos admiten que el modelo de crecimiento del país, que ha tenido tanto éxito en los últimos 30 años, no será eficaz en las próximas décadas” ha declarado Robert Zoellick, el presidente del Banco Mundial en visita a China, donde ha presentado el informe “China 2030”. Prevé que el crecimiento de China se reducirá a la mitad hasta 2030, por lo que da consejos a la segunda economía mundial en su meta para convertirse en un país de ingresos altos y evitar que su economía quede estancada.

“Gestionar la transición de un país de ingresos intermedios hacia un país de ingresos altos será tarea difícil” predice Zoellick. Los costes de producción no cesan de crecer -Pekín ha anunciado el lunes que el salario mínimo será incrementado en un 13%-, el informe, elaborado en colaboración con las autoridades chinas, anuncia que China ya no es ‘el taller del mundo’.

Seis grandes orientaciones

Antes del Congreso del Partido comunista chino, ese informe parece ser una hoja de ruta para los dirigentes chinos, con el que podrán inspirarse para implementar las próximas políticas económicas del país. El Banco Mundial recomienda seis grandes orientaciones para China: confirmar la transición hacia una economía de mercado, acelerar el ritmo de la innovación, orientarse hacia las energías verdes, ampliar los servicios de salud, educación y empleo, modernizar y reforzar el régimen fiscal, así como relacionar las reformas estructurales de China a la economía internacional.

En veinte años, China tendrá que cambiar radicalmente su economía porque los desafíos que le esperan son importantes: envejecimiento de su población, disminución de su mano de obra e incremento de las desigualdades. También el Banco Mundial apunta a las herencias del sistema comunista de China, y pide la redefinición del papel de las empresas del Estado, el fin del monopolio público en varias industrias y de las restricciones impuestas a los extranjeros en los sectores estratégicos como el automóvil, la energía, la finanza y las telecos.

En suma, como todos los países industrializados, China tiene que reformarse para avanzar, fortaleciendo las firmas privadas y abriendo sus mercados a mayor competitividad e innovación. Los motores del desarrollo deben encontrarse en la innovación y el crecimiento verde y no en la exportación y la mano de obra barata. "Debe cambiarse el enfoque, de uno basado completamente en la cantidad de crecimiento a uno centrado en la calidad", señala el informe del Banco Mundial.

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