Entre diciembre y marzo, el Banco Central Europeo inyectó a la banca dos bazucas silenciosos dotados de una cantidad que quita el hipo: 1,1 billones de euros. El objetivo de esos fondos LTRO era engrasar con liquidez las cañerías del sistema financiero, tan atascadas con el paso de la crisis. E impulsar el crédito, que tanto escasea en España. El engrase fue generoso: 1% de interés a devolver en un cómodo plazo de tres años.
No han pasado ni dos meses, y la generosidad del BCE ya se pone en entredicho. La semana pasada su presidente, el ex Goldman Sachs Mario Draghi, fue inquirido por el grupo de eurodiputados que forma la comisión económica del Europarlamento: ¿Para qué han servido esos fondos LTRO?, le preguntaron. El italiano, sin demasiada emoción, respondió que todo segúia su curso, que la inyección está dando resultados, que los fondos fluían magníficamente a través de las cañerías. Pero en Bruselas las palabras de Draghi no han convencido: la Comisión Europea quiere saber adónde ha ido a parar ese billón largo.
El viernes, Michel Barnier, comisario europeo para el Mercado Interior, ofició un discurso en Fráncfort. Aunque sobre la tarima no dijo nada reseñable, según revelaciones del diario Le Monde Barnier habría preguntado al presidente de la Autoridad Bancaria Europea, Andrea Enria, para qué demonios ha servido ese billón. El comisario interrogó a Enria sobre el uso que las entidades han hecho de los fondos. ¿Se ha prestado a las empresas, a los hogares? ¿Han aprovechado los bancos para recapitalizarse gracias a sus reservas? ¿Han comprado deuda de los Estados? ¿Qué han hecho?, especula desde el anonimato una fuente comunitaria citada por el rotativo galo.
El interbancario, congelado
Vozpópuli ha contactado con otra fuente del Parlamento Europeo. "El discurso de Mario Draghi no aporta elementos muy precisos", señala esta persona. "Parece que los bancos han usado el maná ofrecido por el BCE ante todo para cubrir sus necesidades de refinanciación, sabiendo que el mercado interbancario está congelado entre bancos del norte y del sur."
En efecto, da la sensación de que la UE teme que una autoridad supuestamente independiente como el BCE, que no financia ni a tiros a los estados miembros, haya arrojado por la borda una cantidad equiparable al PIB de España. Y hay algo peor: casi un tercio de los fondos LTRO (230.000 millones) están en manos de bancos españoles.
Bruselas presiona a la banca. Es un hecho. En la primera ronda de liquidez, se acogieron poco más de 500 entidades. En la segunda más de 800. Aunque el viernes Barnier no dirigió a la banca ninguna amenaza en público, dejó un par de frases que deberían estudiarse atentamente: "Vamos a examinar este año las cuestiones relacionadas a la estructura del sector bancario. Hasta ahora, esta reflexión tuvo lugar a nivel nacional. Mi convicción es que, si queremos un mercado financiero verdaderamente integrado, no podemos evitar une reflexión común sobre las eventuales medidas de estructura." A todo esto, ¿dónde está el billón?