Bruselas está examinando las cuentas que el Gobierno le ha remitido para el periodo 2012-2015, y empieza a albergar dudas sobre el nivel de exigencia que le están aplicando a España. El comisario europeo Olli Rehn afirmó en un discurso el pasado sábado que la consolidación fiscal, aunque necesaria, ha de hacerse compatible con el crecimiento y puede adecuarse a cada país con el fin de alcanzar un equilibrio entre esa necesaria consolidación fiscal y las preocupaciones sobre el crecimiento.
El portavoz de la Comisión Europea para asuntos económicos, Amadeu Altafaj, aseguró este lunes que se tendrán en cuenta las condiciones macroeconómicas de España a la hora de evaluar su rumbo fiscal. Según fuentes de Bruselas, esto puede traducirse en que en primer lugar la Comisión publique unas perspectivas de crecimiento poco favorables para nuestro país el 11 mayo, y eso prepare el terreno para que el 30 de mayo se recomiende una relajación de los objetivos de déficit.
Como dijo Wolfgang Münchau en el Financial Times, el problema no es que España no cumpla el déficit del 3 por ciento para 2013; el problema ocurrirá si lo cumple. La Comisión considera que España está adoptando las reformas necesarias y teme que un esfuerzo presupuestario muy elevado descarrile la senda iniciada por el país al igual que ha sucedido en Portugal, donde pese a adoptar las medidas no se ha logrado salir del círculo vicioso de recortes seguidos de una caída de ingresos ergo más recortes y aún mayor caída de ingresos. En definitiva, se pretende evitar una política de austeridad que sea procíclica y contraproducente.
Evitar la subida del IVA
Pese a que en el Gobierno la línea oficial es que se mantendrán los objetivos de déficit pase lo que pase de cara a los mercados, en Moncloa y su entorno tienen la esperanza de que Bruselas pueda, por su cuenta y riesgo, flexibilizarla y así evitar sobre todo una subida del IVA en 2013 con un crecimiento todavía muy escaso.
Los expertos estiman que un ajuste para la economía española de 2,3 puntos en 2013 añadido al de 3 puntos que hay que ejecutar durante este año puede convertirse en una misión harto ardua en medio de las alzas tributarias, con la actividad cayendo y el sistema financiero inutilizado.
Durante su discurso del sábado, Olli Rehn subrayó el contraste entre, por un lado, una Alemania que se recupera y crea empleo, y por otro una periferia sufriendo la crisis y el paro. Y esa brecha puede traer una mayor división a Europa en cuanto Hollande acceda a la presidencia francesa. Sus tesis a favor del gasto público para aliviar la recesión no casan bien con las ideas de Merkel y ambos tendrán que hacer concesiones para entenderse. Unas aguas revueltas que intentarán aprovechar los españoles para extraer réditos. De ahí la alegría que manifestaban en privado algunos miembros del Gobierno por la victoria de Hollande. No olvidemos que Rajoy ya se alió con otros países para suscribir una carta a favor del crecimiento que no gustó ni a Merkel ni a Sarkozy. Ya sólo queda uno…