Según fuentes gubernamentales, de las conversaciones que el ministro de Economía ha mantenido en las últimas semanas con los comisarios europeos de Competencia, Joaquín Almunia, y de Economía, el finlandés Olli Rehn, dedujo que tenía que actuar rápido para resolver el problema de Bankia y buscar, además, una respuesta drástica con el fin de despejar las dudas que la entidad suscita en Bruselas, al margen de las que derivan del saneamiento global del resto del sistema financiero.
Los mensajes que Rehn le trasladó a Luis de Guindos fueron muy claros y contundentes: La mayor parte de los países europeos llevan muy adelantado el proceso de saneamiento de la banca y si España quería salir del mismo saco que Grecia, Irlanda o Portugal, debía tomar decisiones urgentes, sobre todo con Bankia. Una tesis muy parecida a la que también ha venido defendiendo en las últimas semanas el Fondo Monetario Internacional.
El comisario Rehn le puso a Guindos sobre el espejo alemán, donde la reforma del sistema financiero está casi ultimada
El comisario Rehn ha colocado a Guindos en más de una ocasión frente al espejo alemán. En este país han desaparecido entidades con un volumen de activos similar al que tiene en España el BBVA. El banco alemán Hypo Real Estate, por ejemplo, ha encarado un saneamiento brutal, con la reducción del 85% de su balance. En Alemania solo queda por limpiar el balance del banco regional de Baviera. La diferencia con la actuación que tuvo Zapatero es que Ángela Merkel dio desde el principio la máxima prioridad a la consolidación de su sistema financiero, algo que no ocurrió en España, en parte también por la pasividad del gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
Ahora, a estas alturas, es necesario encontrar alrededor de 175.000 millones, el importe de los activos inmobiliarios dañados, sin disparar el déficit y la deuda en lo que se antoja una misión casi imposible. El reto preocupa a los principales bancos, especialmente a Emilio Botín (Santander) y a Francisco González (BBVA), que la semana pasada se sumaron a la compañía del presidente de Caixabank, Isidre Fainé, para compartir confidencias con Luis de Guindos y presionarle a favor de soluciones quirúrgicas respecto a Bankia.
El ministro les explicó sus planes y el posible fichaje para la entidad de José Ignacio Goirigolzarri, quien solo aceptó el encargo después de imponer duras condiciones, entre ellas la de convertirse en el presidente de la entidad y remover a todo su consejo de administración y demás cargos directivos que han acompañado desde principios de 2010 la singladura de Rodrigo Rato.
Las mismas fuentes informan que ha sido la dura y larga negociación mantenida entre Economía y Goirigolzarri, ex consejero delegado del BBVA, la que ha retrasado la solución dada a Bankia, a pesar del interés de Guindos en protagonizar este golpe de mano en el fin de semana de finales de abril.