El Gobierno se ha puesto en manos de las entidades domésticas para que cubrieran las subastas de deuda de los últimos meses, que en ocasiones se han complicado mucho. La complicada situación de vencimientos del Tesoro, unida a la crisis soberana, han forzado que el Ejecutivo pidiera una y otra vez a las entidades domésticas que fueran activos compradores de deuda en las subastas. La banca así lo ha hecho, aunque poniendo a buen recaudo antes el dinero que el Banco Central Europeo (BCE) les daba a través del LTRO para sus vencimientos. Sin embargo, por otro lado, la presión se ha recrudecido de nuevo sobre los bancos.
Es cierto que las entidades domésticas (las medianas especialmente, pero también las grandes) se han dedicado a arbitrar con una liquidez entregada al 1% a 36 meses, pero también que han superado con creces los niveles de deuda española que deseaban tener en cartera.
En general, comentan que el Ejecutivo ha estado en constante contacto con la banca para que cubrieran las subastas, sobre todo las de principios de año, y las posteriores al LTRO, cuando ya había finalizado el efecto psicolócigo de la barra libre. Ha habido momentos en los que se ha temido por que las colocaciones de deuda, vitales para que España cumpliera con sus compromisos, han peligrado, y si se han saldado con unos porcentajes de demanda buenos y unos tipos de interés aceptables ha sido gracias a las compras de las entidades domésticas. Un SOS del Gobierno al que acudieron las entidades financieras.
España está en una situación en la que no cumple con el déficit y necesita financiarse a espuertas en el exterior y el dinero ha llegado casi en exclusiva del BCE, a través de los bancos.
Mientras el Ejecutivo no es capaz de cumplir con las cifras que le exige Bruselas, le ha elevado los porcentajes de capital a los bancos, que son quienes les financian. Algo sobre lo que algunos expertos ya han alertado y sobre lo que los propios bancos protestan, ya que argumentan que así no podrán conceder crédito .
Santander y BBVA son los grandes financiadores del estado, pero también lo son La Caixa, Bankia y otras entidades, como aseguradoras, cuyos clientes finales son particulares.
Ahora, Mariano Rajoy y Luis de Guindos han presentado la segunda reforma financiera desde que gobierna el PP, con un importante incremento de provisiones. Esta situación hará casi imposible que mantengan beneficios y dividendo las entidades medianas y las grandes lo harán a costa de gestionar al milímetro su balance.