Economía

Electricidad, gasolina y ahora también el agua: la espiral de gastos que arruina a los agricultores

Desde hace unos meses vivimos en el cuento de nunca acabar. El mundo agrícola, aparte de tener que afrontar los gastos desorbitados del precio de la luz y de las

  • Unos tractores en un terreno agrícola. Pexels.

Desde hace unos meses vivimos en el cuento de nunca acabar. El mundo agrícola, aparte de tener que afrontar los gastos desorbitados del precio de la luz y de las materias primas, ahora denuncia que el gobierno se ha olvidado de los agricultores porque no está teniendo en cuenta el sector del regadío, "básico para todo el sistema alimentario social".

La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) explica que "la posible falta de agua para regar debería preocuparnos en la misma o mayor medida que el precio de la luz o la crisis energética". Su denuncia se dirige principalmente al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que ha realizado un desenfoque "preocupante" de la planificación hidrológica. Acusan al ministerio personificado en Teresa Ribera de escuchar y satisfacer únicamente a los "ecologistas extremos".

Vozpópuli se ha puesto en contacto con agricultores del sector del agua con el objetivo de conocer en detalle cómo les afecta este problema y cómo están haciendo frente al resto de gastos que están azotando al mundo agrícola.

Los primeros problemas: el crecimiento de los gastos

José Antonio Moreno tiene un invernadero en Almería y forma parte de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG). Explica que a los elevados precios de la electricidad, a los agricultores de regadío se les suma que ahora tienen que lidiar con las pocas ayudas que concede el ministerio de Transición Ecológica. "Los agricultores en general, que somos fundamentales para la espiral social, estamos asumiendo unos gastos de producción (materias primas, electricidad, gasoil...) que se han disparado entre un 15 y un 40%".

"También estamos teniendo problemas con los canales de distribución, que quieren que nos hagamos cargo de los gastos", explica a este periódico. El tercer problema generalizado en todos los sectores de la agricultura es el de los precios finales de los consumidores, que lógicamente quieren que sean lo más bajos posibles. "Nos aprietan en la producción, en las ventas y ahora también desde el ministerio que no quiere facilitarnos las cosas".

Desde Fenacore apuntan que esta última decisión del gobierno en lo que respecta a la planificación hidrológica, es "la gota que colma el vaso de la defenestración a la que está sometiendo este Gobierno al campo español".

Por su parte, Tomás Fernández, también agricultor de regadío, explica que la situación ya es insostenible y que muchos agricultores se están viendo en la necesidad de abandonar sus explotaciones "Si el sector agrícola en general está mal, nosotros (los agricultores de regadío) estamos especialmente preocupados por lo que va a pasar en el futuro".

Contaminación según el ministerio

Los motivos que dan desde el ministerio para no ayudar a este sector son principalmente dos: por un lado que quieren "respetar el régimen natural del agua"; y por otro, consideran que las infraestructuras hidráulicas son contaminantes.

Con respecto al primer asunto, Fernández explica a Vozpópuli que controlar el régimen del agua es beneficioso tanto para la sociedad como para la naturaleza, especialmente en esta etapa a descontrol de lluvias, en las que hay épocas de mucha sequía y otras de lluvias torrenciales: "Los embalses ayudarán a luchar contra el cambio climático".

Por otro lado, con respecto al argumento del ministerio de que las infraestructuras hidráulicas son contaminantes, Moreno apunta que la clave está en el equilibrio entre las peticiones de los ecologistas y las de los trabajadores agrícolas. "Además, nosotros somos los principales interesados en que el agua no esté contaminada, ya que es nuestro medio de vida".

El problema de los agricultores de regadío con el ministerio

Fenacore, que representa a más de 500.000 agricultores y más de 2 millones de hectáreas, explica en detalle en qué consiste este problema con el agua que perjudica todavía más a los agricultores de regadío. "Las infraestructuras hidráulicas se encuentran discriminadas en la agenda del Gobierno, sufriendo un agujero en la inversión. La planificación hidrológica está desenfocada al anteponer el extremismo ecologista a la satisfacción de necesidades tan básicas como el agua", señala.

Tanto esta federación como los agricultores consultados por este diario explican que es fundamental que el gobierno atienda a la demanda. Bajo su punto de vista, producir respetando el régimen del agua es casi imposible, porque hay épocas de escasez de agua que hace que se necesite cierto control. "Si no contemplan hacer más embalses, tal y como solicitamos, no se podrá cubrir la demanda". Ambos grupos apuntan que están preocupados por si no tienen agua para el campo en los próximos años.

Aparte de la creación de embalses que ayuden al control de la demanda, solicitan que se hagan inversiones fuertes para la modernización del regadío. "De los compromisos firmados, por ahora sólo han cumplido con el 19%", explican desde Fenacore.

El último punto del enfrentamiento entre los agricultores de regadío y el ministerio de Transición Ecológica es el de la subida del precio del agua: "Tiene un claro afán recaudatorio y amenazaría la supervivencia de muchos cultivos, cuando en España se recuperan el 80% de los costes financieros relacionados con el agua y cerca del 70% de los costes totales".

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