Cada día vamos conociendo datos que demuestran el devastador efecto del procés en la economía catalana. Este mismo martes el Instituto Nacional de Estadística (INE) reveló que las sociedades creadas en Cataluña cayeron un 14,3% en octubre, el mes que se celebró el referéndum ilegal. Y las inversiones también se van a ver afectadas, al menos eso sostiene la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) en su última publicación 'Cuadernos de Economía' en un artículo elaborado por el director de Coyuntura, Raymond Torres, y la economista María Jesús Fernández.
Los autores aseguran que la inseguridad que genera la crisis catalana puede paralizar planes de consumo, inversión y contratación en la región de forma temporal o definitiva. Y también puede afectar a la actividad económica a través de la ralentización del crédito, dada la percepción de mayor riesgo.
¿Y qué puede pasar con esas inversiones? Que pueden desviarse a otras comunidades. Según Funcas, el desvío favorecerá a tres regiones concretas: Aragón, Comunidad Valenciana y Madrid, aunque en menor medida. De hecho, según las previsiones de la fundación, las tres comunidades crecerán por encima de la media en 2018, a pesar de la desaceleración general que se espera en el conjunto del país.
Cataluña solo crecerá un 1,7% el año que viene, la mitad que en 2017
En concreto, Madrid crecerá un 3,3%, siete décimas por encima de la media nacional (2,6%). La Comunidad Valenciana un 3% y Aragón un 2,9%. Aragón, de hecho, mantendrá la misma tasa de crecimiento que en 2017, a pesar de la desaceleración. Y Cataluña, en cambio, crecerá solo un 1,7%, prácticamente la mitad de lo que crecerá en 2017. Asturias y Extremadura también registrarán crecimientos bajos.
Según Funcas, los factores que explican las diferencias entre comunidades tienen que ver con la capacidad de las regiones para aprovechar el tirón del comercio internacional y la recuperación europea, la situación de las cuentas públicas y el efecto desviación de inversiones por la crisis catalana.
Podría ser peor
Además, estas previsiones corresponden a un escenario en el que la situación de Cataluña se normaliza a partir del segundo trimestre de 2018 y el impacto en la economía general se limita solo a tres décimas. Si la cosa se alarga o empeora, las consecuencias podrían ser mucho peores para la economía catalana y para la española.
De hecho, si el desafío soberanista no se disipa, se podría producir un cambio notable en la geografía económica del país, tal y como ocurrió en la provincia canadiense de Québec, donde la repetición de consultas secesionistas provocó un desvío paulatino de las inversiones hacia otros territorios canadienses y el resultado fue una evolución adversa de la renta per cápita y del empleo en Québec.
Y es que no está claro cuál va a ser el impacto del procés en la economía catalana y en la española. El Servicio de Estudios de BBVA (BBVA Research) se ha mojado y ha dicho que la crisis restará unas siete décimas de crecimiento a la comunidad crecimiento del PIB de 2018. En el conjunto de España, el efecto podría ser de entre una y cinco décimas.