El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) se reúne este jueves en Barcelona en pleno debate sobre el crecimiento de la zona euro y cuando han surgido voces que piden que el ajuste del déficit, que se traduce en austeridad y recortes, vaya acompañado de medidas de estímulo económico.
El propio presidente del BCE, Mario Draghi, ha hecho recientemente un llamamiento a los líderes de la UE para que acuerden un "pacto de crecimiento", aunque ha dejado claro que la consolidación fiscal es "inevitable" y necesaria.
Otro de los temas que marcarán la agenda de la reunión del órgano de gobierno del BCE es la reforma del sistema financiero y la necesidad de acordar los nuevos requisitos de capital para la banca.
Mas y Rajoy, los anfitriones
Lo que ya se da por hecho es que la entidad monetaria dejará inalterados los tipos de interés en la zona euro al mínimo histórico del 1% y mantendrá también su política de suministro de liquidez, pese al temor a que se intensifique la crisis de endeudamiento de la eurozona.
El máximo órgano ejecutivo del BCE se reúne dos veces al año fuera de su sede central en Fráncfort y este jueves lo hará por primera vez en la ciudad de Barcelona.
Draghi y los demás responsables de los bancos centrales europeos llegaron ayer a Barcelona, donde anoche asistieron a una cena ofrecida por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en la sede del gobierno autonómico.
Esta noche será el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, quien ofrezca una cena oficial en el Palacio de Pedralbes con el consejo de gobierno del BCE, con la esperanza de que este organismo apueste por nuevas inyecciones de liquidez para respaldar las reformas emprendidas por el Gobierno de España.
Semana crítica para España
El hecho de que el encuentro sea en Barcelona pondrá en el foco de la reunión la situación de España, que ha entrado en recesión en el primer trimestre y ha visto cómo la agencia de calificación Standard and Poor's ha rebajado dos grados su nota, de "A" a "BBB+", lo que previsiblemente dificultará aún más su capacidad de refinanciarse en los mercados exteriores.
La bolsa española cayó ayer el 2,55% y cerró por debajo de los 7.000 puntos, registrando un nuevo mínimo anual, mientras que la prima de riesgo se disparó hasta los 422 puntos.