Las autoescuelas digitales nacieron hace relativamente poco tiempo como alternativa más eficaz a las tradicionales. Sobre todo, por lo que al proceso del examen teórico se refiere, con una enseñanza a distancia de la que reniegan tanto las autoescuelas tradicionales como la propia DGT. Este organismo pone muchas trabas que impiden el pleno desarrollo del nuevo modelo de negocio, que ha avanzado en los últimos años de forma sostenible.
De hecho, durante 2020 crecieron un 20% de media al mes, sumando un total de 50.000 alumnos para el teórico y cubriendo un 12% del mercado total anual de la formación vial. Para analizar el futuro de este todavía joven sistema de enseñanza hablamos con Miguel González-Gallarza, CEO de Onroad y portavoz de la Plataforma de Autoescuelas Digitales.
¿Cómo ve el desarrollo de las autoescuelas online para este año?
Esperamos que a finales de 2021 las digitales hayan pasado la barrera del 20% del mercado, todavía lejos de otros países que, como Francia, representan ya casi el 50%.
¿Qué índice de aprobados manejáis en el examen teórico?
Una autoescuela digital como Onroad tiene un 92% de aprobados, una cifra que supera con creces la media nacional. Ello demuestra que el modelo digital es fiable y ha cumplido las expectativas de los alumnos en 2020.
¿Disminuyó la demanda del carné en 2020 por la pandemia?
La demanda del carnet de conducir no ha disminuido a pesar de la pandemia, de hecho parte de esa demanda se ha trasladado del modelo tradicional al modelo digital. Con las restricciones debidas al covid, muchas clases prácticas y exámenes se dejaron de hacer, acumulando una bolsa de alumnos pendientes de examen muy amplia.
¿Cómo de amplia?
Calculamos que la demanda excedente de exámenes en 2020 es de 250.000 alumnos, que no han podido presentarse entre enero y diciembre. Ello se suma a la cifra de medio millón pendientes a principios de 2020, para sumar un total de unos 750.000 alumnos pendientes de examen, teórico y práctico.
¿Las autoescuelas digitales pueden agilizar esos retrasos?
Las autoescuelas digitales ya demostraron ser la solución para sacarse el teórico en época covid. Con la cantidad de exámenes pendientes, la DGT debería de facilitar el funcionamiento de las digitales para poder aligerar el ritmo de exámenes prácticos, que las tradicionales no pueden gestionar en condiciones actuales. Pero ahí entra el matiz de los gastos de gestión, a los cuales las tradicionales no quieren renunciar y por ello necesitan 3-4 exámenes prácticos por alumno. Con ello, se aseguran unos 100 euros por alumno que necesita una tercera convocatoria, un volumen de negocio que puede suponer cerca de 200 millones de euros anuales de ingresos sólo por esos gastos de gestión que no se aplican en las autoescuelas digitales. Es innegable, que, bajo el sistema actual, un alumno que se presenta al examen en varias ocasiones resulta más rentable para una autoescuela que aplica estos sobrecostes. De hecho, teniendo en cuenta la cantidad de centros de enseñanza en nuestro país, lo más probable es que de ello dependa la supervivencia de más uno. Cuando las autoescuelas reclaman más capacidad de examen, lo que está en juego es la viabilidad del modelo de negocio de las mismas
¿Cuántos alumnos aprueban en primera convocatoria?
Si revisamos los datos de la DGT sobre aprobados y suspensos, podemos comprobar que, en los últimos cinco años, menos de la mitad de los alumnos que se presentaron a la prueba de práctica obtuvieron el carné en el primer intento. Si nos fijamos en el año 2020, un año de colapso histórico en los centros de examen, la tasa de suspensos en la prueba práctica en el primer intento alcanzó el 53%. Cada persona cuenta con unas capacidades de aprendizaje distintas. Lo que puede resultar muy fácil para algunos alumnos puede suponer una auténtica pesadilla para otros. Teniendo esto en cuenta, resulta especialmente llamativo que los porcentajes no sufran variaciones notables año tras año y denota un importante problema sistémico: o bien las autoescuelas no estamos preparando bien al 50% de los alumnos o el sistema tradicional está articulado para fomentar que el examen se repita en varias ocasiones.
¿Se está produciendo entonces un boicot a los alumnos?
Bajo mi punto de vista, no de forma directa. Sin embargo, podemos identificar tres constantes que inciden en el proceso pedagógico de la educación vial: obtener el permiso de circulación es un trámite costoso y tedioso por el que te ves obligado a pasar si quieres conducir; los profesores no perciben ni un salario ni un reconocimiento acorde a la importancia de su labor y existe una inflación artificial de la demanda, generada por el sector tradicional, que no incentiva la obtención de buenos resultados pedagógicos de los alumnos.
¿Cómo se podría mejorar todo el proceso de enseñanza?
Las autoescuelas digitales entendemos que la transición hacia un modelo más accesible es solo cuestión de tiempo. La atribución de un cupo de plazas de exámenes por autoescuela en función de su tasa de aprobados fomenta un comportamiento más responsable por parte de las autoescuelas. Estamos seguros de que haciendo un uso más eficiente -y digitalizado- de los recursos disponibles, eliminando los gastos de gestión y situando al profesor en el centro de la enseñanza, promovemos un sistema más ecuánime y de mayor calidad, centrando únicamente en formar a buenos conductores.