La AEB lo pedía desde julio de 2017 y la AEFI se ha sumado al carro este mismo mes. Crear un 'sandbox' español se ha convertido en una de la nuevas prioridades del sector para este curso, y todo hace prever que para el siguiente también.
Este nuevo término se suma a los ya conocidos como el 'blockchain', el cloud, las criptodivisas, o incluso la propia palabra fintech. No obstante, el sandbox es lo que se necesita para que el resto de palabros puedan prosperar. La definición dice que es la creación de un marco legal en el que las entidades puedan testear productos financieros con el aval de que el cliente no va a salir afectado y la propia entidad tampoco.
En este nuevo entorno, en el que las grandes tecnológicas se están metiendo en el sector financiero, los bancos tiene que comenzar a actuar con una agilidad que no tienen debido a la gran carga de regulación que hay detrás del sector.
Por ello, la AEB recuerda que es necesario encontrar una vía ágil y flexible para que la innovación en el ámbito financiero sea compatible con los principios básicos de la protección al consumidor, la estabilidad financiera y la integridad del mercado recogidos en la normativa.
La asociación de la banca expone que si no se hace algo al respecto, el sector bancario va a perder competitividad y capacidad de innovar. La creación de un sandbox ayudaría al consumidor, a la estabilidad financiera y a la integridad del mercado.
La AEB defienden un sandbox para que la regulación no sea un obstáculo a la innovación
Dentro de Europa, el Reino Unido ha sido el país que ha tomado la delantera en este sector. Su sandbox lo regula la FVA (Autoridad de Conducta Financiera) y en él pueden participar tanto empresas autorizada como no autorizadas de cualquier segmento. No obstante, las no autorizadas tiene que pasar por un proceso. Asimismo, antes de entrar, el regulador evalúa cada solicitud individual. Una vez dentro, se produce una exención total o parcial de la regulación con asesoramiento personalizado. La duración de la prueba tiene que ser lo suficientemente grande como para tener datos estadísticos fiable.
Los otros sandbox del mundo son los de Singapur, Australia y Emiratos Árabes. En el caso del primero y el tercero, los participantes también son las empresas autorizadas y no autorizadas. Por el contrario, en Australia solo las empresas no autorizadas so las que pueden participar en este proyecto.
Precisamente aquí es donde comienza uno de los dilemas de los sandbox. Las fintech luchan porque se les de unas licencias temporales dentro del marco del proyecto para poder operar. Esto hace que las empresas no reguladas puedan operar y sean aún más ágiles que los bancos, que tiene miles de trabas normativas y también se enfrentan a grandes problemas reputacionales en el caso de que un producto falle.
Desde la AEB defienden un sandbox para que la regulación no sea un obstáculo a la innovación y subrayan que los bancos han sido y son motores de la innovación financiera en beneficio siempre de sus clientes. Asimismo, recuerdan que finntech es una actividad, innovación financiera, con independencia de la entidad banco o no que la lleva a cabo.