Las entidades españolas sólo tienen liquidez acumulada en el BCE o el Banco de España para llegar hasta noviembre o diciembre, según informes que maneja la banca de inversión.
Por un lado, los efectos de los préstamos a tres años de la institución dirigida por Mario Draghi ya se están diluyendo. Nuestros bancos han reducido en un solo mes las reservas que obtuvieron del instituto emisor desde los 88.000 millones hasta los 53.000 millones.
Por otro, nuestras entidades tienen importantes vencimientos de aquí a finales de año, y han de hacer frente a ellos sólo con los fondos del BCE porque los mercados mayoristas de dinero están cerrados a cal y canto para todo el sistema financiero español.
Entre noviembre y diciembre, el total de los vencimientos habrá llegado al entorno de los 50.000 millones, y entonces la banca habrá agotado los recursos con los que renovar sus compromisos de refinanciación (véase el gráfico adjunto).
Y semejante instante crítico casi coincidirá con octubre, justo cuando el Estado español afronta la renovación de 30.000 millones habiendo agotado los fondos ya captados durante el año.
A fecha de mayo de 2013, la suma de los vencimientos de los bancos españoles habrá alcanzado la friolera de 100.000 millones.
Además, los depósitos están descendiendo. Sólo en mayo éstos se han rebajado un 1,9 por ciento, una cifra considerable y que no se daba desde enero de 2010. Con todo, la pérdida aún dista del patrón de Grecia y lo que podría calificarse de una fuga bancaria.
El conjunto de las entidades nacionales lleva sumando pequeñas caídas en los depósitos prácticamente todos los meses desde julio de 2011. El importe de sus depósitos se ha reducido desde los 1,74 billones de euros hasta los 1,62 billones. Alguien podría pensar que una cantidad tan astronómica podría dar para encarar con cierta holgura los desembolsos comprometidos. Sin embargo, las entidades ya tienen esos fondos presos en sus activos, es decir, empleados en créditos, participaciones industriales o inmuebles.
Los bancos sí pueden vender inmuebles o participaciones industriales, pero ¿quién se lo va a comprar justo ahora y a qué precios?
Al no existir financiación para las entidades, otra vertiente de este contexto consiste en que se reduce el flujo de préstamos a la economía, con lo que se profundizará en la recesión y cada vez será más difícil encauzar el ajuste de los presupuestos del Estado.
Sin embargo, la velocidad de los acontecimientos hará que se busque una solución mucho antes. Las auditorías externas pueden arrojar una cifra cercana a los 60.000 millones, según fuentes del sector. Y en ese momento no habrá más remedio que organizar la forma de captar esas cantidades, lo que casi seguro precisará algún tipo de ayuda europea. Pese a las estimaciones de que tales números sólo elevarían la ratio de deuda/PIB hasta un poco más del 90 por ciento, hace tiempo que los inversores descargan de sus carteras todo aquello que porte el riesgo España, tal y como se observa en la continua huida de capitales experimentada durante 2011 hasta alcanzar los 90.000 millones.