Lo peor de la crisis del ladrillo de la banca ya ha pasado. Así lo han transmitido los principales espadas de las grandes entidades en los últimos días. Eso no quiere decir que no vayan a seguir soportando pérdidas recurrentes, pero ya se achacan más a los gastos normales del negocio: la gestión, mantenimiento y venta de los inmuebles; los costes de comunidades de vecinos y los impuestos. En el primer trimestre, estos números rojos “normalizados” ascendieron a 593 millones en el caso de las grandes cotizadas, a la espera de los números de Banco Popular que se conocerán el próximo viernes.
"Usando el símil de la digestión, estamos ya saliendo de la siesta, ya es sólo una cuestión de gestión. Tenemos un negocio inmobiliario digerido y en 2020 la ratio de mora estará por debajo de la mitad y la exposición a adjudicados en la mitad”, explicó Tomás Varela, director financiero de Banco Sabadell, quien añadió que ya no solo se venden pisos, sino también locales, naves y suelos.
“Las pérdidas inmobiliarias corresponden a los costes de gestión, puros costes, los impuestos, las comunidades. No estamos vendiendo con pérdidas. Esperamos que siga la tendencia decreciente en cierta medida”, explicó José Antonio Álvarez, consejero delegado de Banco Santander.
“Vemos por delante un periodo de tres años donde la contribución negativa este ahí, y después lo dejaremos atrás. La estrategia es acelerar al máximo el desagüe en un entorno mejor. Hemos bajado mucho la exposición, por debajo de la mitad del pico que tuvimos”, apuntó Carlos Torres, número dos de BBVA.
Impacto de Sareb
Santander perdió 70 millones en su unidad inmobiliaria española durante los tres primeros meses de 2017, algo más de los 63 millones del mismo periodo de hace un año. Este ligero incremento coincidió con una profunda reducción de los créditos problemáticos, de 1.900 a 1.500 millones, y una caída en la valoración de sus participaciones, entre las que está Sareb. Además, Santander traspasó un importante volumen de pisos a Testa Residencial.
En el caso de BBVA, las pérdidas del ladrillo se redujeron ligeramente, de 113 millones a 109 millones. Lo más llamativo es que en el primer trimestre la entidad presidida por Francisco González ha visto caer su exposición neta inmobiliaria en un 9%, hasta 9.293 millones.
Todos los bancos dicen que ya venden con plusvalías y que la digestión del ladrillo es cuestión de tres años más
Lo ha hecho gracias a la venta de pisos a través de la red; el traspaso de dos carteras de activos (una terciaria, de 300 millones, y otra de 3.400 pisos, por valor de 362 millones); más el envío de 1.500 viviendas a Testa Residencial, en el mismo acuerdo que Santander. Se espera que estas dos entidades lleguen a un pacto similar con el traspaso de suelos a Metrovacesa.
Por su parte, las pérdidas inmobiliarias de CaixaBank ascendieron a 172 millones, aunque gran parte se debió a una provisión extraordinaria de su participación en Sareb, hasta sanear el 50%, y el gasto de IBIs, que se pagan en el primer trimestre.
Banca catalana
“A final de año esperábamos lograr el objetivo de que los precios de venta fueran superiores a las provisiones y se está logrando, las expectativas son buenas”, señaló Matthias Bulach, director financiero de CaixaBank, aunque añadió que “esto es un proceso que llevará bastante tiempo, porque la crisis ha sido dura”.
Los números rojos antes de impuestos del ladrillo de Sabadell se incrementaron de 200 millones a 240 por las provisiones extraordinarias que realizó la entidad presidida por Josep Oliu aprovechando el mayor resultado de operaciones financieras (ROF).