"Es una contradicción de la propia regulación. Tener un límite para salir a cotizar impedía en sí mismo la operación". Esta era una de las frases que más se repetía en el seno de Ibercaja en los últimos meses. Tras varios años de espera, el banco se comprometió en enero con la CNMV a activar su salida a Bolsa. Parecía que el momento para la operación más importante del banco en sus 145 años de historia había llegado.
Todo estaba preparado, incluso un equipo ya trabajaba con Bolsas y Mercados Españoles (BME) para preparar el toque de campana el 11 de febrero. Pero la invasión rusa de Ucrania frenó en seco los planes y el equipo directivo empezó a negociar con el Banco de España una fórmula híbrida de la Ley de Cajas para quitarse el corsé del límite temporal, que expiraba el 31 de diciembre de este año y más que impulsar la operación suponía un lastre, como reconocen fuentes próximas a Ibercaja.
El plan pactado con el Banco de España da margen de maniobra para el estreno bursátil en cualquier momento"
El plan B pactado con el supervisor da margen de maniobra a la entidad para culminar su estreno bursátil cuando las condiciones del mercado sean propicias. Ya no tendrá la presión del plazo y podrá activarla, como insisten fuentes próximas a la operación, en 24 horas si fuera necesario. La cúpula ha convencido al Banco de España para diseñar esta alternativa a la Ley de Cajas, que en su esencia daba dos opciones a las fundaciones bancarias: dotar un fondo de reserva o salir a Bolsa para perder el control del banco.
La entidad considera que tiene músculo suficiente como para poder nutrir a la Fundación, que tiene un 88% de la entidad, vía dividendos. Se piensa que es factible distribuir en torno a unos 100 millones al año, como ocurrió en 2021. Este colchón ascenderá a unos 300 millones, el equivalente al 1,75% de los activos ponderados por riesgo (APR), y tendrá hasta 2025 para constituirlo.
Impulso al negocio por la subida de tipos
La cúpula de Ibercaja cree que se abrirá un escenario favorable cuando se materialice la primera subida del precio del dinero en once años en Europa y que está prevista para julio. Es una entidad con un perfil muy hipotecario y el cambio de rumbo en la política monetaria, con más subidas esperadas en los próximos trimestres, se acabará reflejando en los ingresos del negocio típico y también en las cotizaciones bancarias, que tras el anuncio del BCE están siendo penalizadas por el fin de las compras de deuda soberana y el miedo a una recesión a nivel global.
Aunque pueda parecer paradójico, la cúpula considera ahora más factible saltar al parqué este mismo otoño. Esa hubiera sido la última ventana del plazo que tenía hasta este viernes, por lo que los directivos del banco siempre quisieron esquivarla, porque habría exigido mayor descuento en el precio de la colocación.
Todo dependerá de si las condiciones del mercado mejoran y el índice de volatilidad VIX, el termómetro para activar el estreno bursátil, se sitúa por debajo de la media histórica de los 20 puntos, como aconsejan los asesores de la operación. De momento, este índice se ha reducido ligeramente y se sitúa por debajo de los 30 puntos que llegó a superar con creces hace una semana.
El compromiso por salir a cotizar es firme y se mantiene como la primera opción de la cúpula, que seguirá rodeada de asesores para apretar el botón del estreno cuando se abra el mercado. Y esa ventana acabará llegando. O al menos esa es la sensación que tienen los directivos del noveno banco más grande de España.