Escribo desde un rincón en la Costa del Sol donde en su época de Presidente del BB y del BBV gustaba descansar José Ángel Sánchez Asiaín.
Resulta más fácil acercarse a su rica y entrañable personalidad sin los agobios de una gran ciudad siempre tensa y agresiva. Junto al mar, la melancolía se funde en la perspectiva azul del Mediterráneo y su memoria se hace paz interior en el recuerdo de un hombre que fue clave en mi vida y referencia en la sociedad española.
En el lejano 1975 comencé a trabajar a sus órdenes en el Banco de Bilbao y después en el BBV, en la etapa de la copresidencia de él con Pedro Toledo y siempre he mantenido una línea de colaboración en las distintas empresas que el creó: Fundación, FAD, COTEC, Colegio Líbrese Eméritos.
No hace mucho tiempo, invitado por Manolo Cendoya, asistí a las pruebas de Fórmula 1 en Silvestron, cuando Manolo me presentó a Emilio Botín con el que no había tenido hasta entonces ningún contacto personal, el presidente del Santander me saludo diciendo textualmente. Ah Antonio López el hombre de Asiaín.
Esta afirmación del banquero cántabro no era una singularidad para mí persona. Asiaín era un aglutinador de personas. Su gran mérito fue la creación de una cultura de participación muy potente. El orgullo de participación era el más elevado que yo he conocido. Todos éramos hombres de Asiaín desde los consejeros al último empleado perdido en un oficina rural. Siempre estaba en el detalle personal, en la cercanía humana. Nunca cambió a sus amigos de siempre por los poderosos que fuesen. Hombre familiar que protagonizó en la red de oficinas anécdotas que atestiguan su talante humano.
Fue Asiaín un banquero valiente. Muy pronto vislumbró que la sociedad de la Transición apostaba por el cambio y situó al BB en una dinámica de ajuste con las nuevas tendencias. Un rastreo por sus intervenciones nos daría la palabra cambio como una de las más frecuentes y la apuesta la hizo con anticipación y valentía.
Impulsó el uso de la tarjeta de crédito, potenció la informática, creó el Banco de la Mujer, un intento de igualar los derechos de la mujer con el hombre, una igualdad que las leyes vigentes no reconocían. Trasladó el edificio corporativo del Banco en Madrid desde la calle Sevilla a la emergente zona urbana de AZCA, se diseñó un nuevo formato de oficina intentando crear un ambiente de participación suprimiendo las barreras entre el cliente y el empleado.
Y fue valiente defendiendo tesis que no gozaba de la cobertura del pensamiento correcto. Argumentó hasta la saciedad que la banca española carecía de dimensión para competir en la Europa cercana, lo hizo en sus discursos en la Junta y en las relaciones amistosas que mantenía con Felipe González. Defendió la necesidad del beneficio bancario frente a planteamientos que soñaban nacionalizaciones bancarias e intervencionistas.
Y fue valiente defendiendo la independencia del Servicios de Estudios frente a las presiones de los distintos gobiernos y del Banco de España que no les gustaba la crítica de la política económica hecha por un banco.
Dirigido el Servicio de Estudios por Luis Ángel Lerena, se convirtió en la gran referencia del pensamiento económico, gracias a la protección de su independencia que realizó con firmeza José Ángel.
Y fue valiente cuando concedió un crédito al Partido Comunista para la financiación de su primera campaña electoral de la democracia, porque intuyó que la democracia necesita partido de izquierdas para consolidarse y que la banca era un servicio público cuya misión consistía en conceder créditos sin contaminación ideológica.
Y fue valiente también cuando en su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas advirtió “¿Estamos poniendo el cimiento de un mundo financiero deforme, sobredimensionado y sin legitimación que se encontrará desconectado de las demandas sociales?”.
¿Solo un teórico? Evidentemente no, él predicó el necesario redimensionamiento de la banca española y él fue el que realizó con el Banco de Vizcaya la primera fusión bancaria. Después del fracaso de la OPA sobre Banesto, él no se rindió.
No se puede ocultar su rango de intelectual curiosamente en los últimos años de dedicó a la ordenación de sus escritos y conferencias. Su preocupación era dejar catalogado su legado intelectual para que sus nietos conocieran el papel de su abuelo. No pretendía construir unas obras completas sino facilitar a sus descendientes la lectura de sus aportaciones al pensamiento económico y social de España (hoy se puede consultar esta información de sus intervenciones y publicaciones en la página web de Ciencias Morales y Políticas).
Pero además de banquero y de intelectual fue un gran mecenas: impulsó el Colegio de Eméritos que dio cobijo a los catedráticos veteranos sorprendidos por el adelanto de la edad de jubilación por una de las múltiples modificaciones legislativas a la que ha estado sometida la educación en España. La potenciación de las exposiciones de la que es muestra la dedicada a Zubarán que se exhibió en el Museo Metropolitan de Nueva York y el Museo del Prado.
Primero presidente de la Fundación del BBV impulsó la investigación sobre el genoma. Su presidencia del patronato del Museo del Prado chocó con la burocracia que ralentizó la modernización de la gestión. La creación de COTEC, impulsada por el rey Juan Carlos y que el presidió delató su preocupación por la baja capacidad de innovación de la economía española una experiencia que se ha extendido a Italia y Portugal.
En los últimos años en nuestras conversaciones le aconsejaba que escribiera sus memorias. Se sonría y me decía yo solo aspiro a que mis nietos conozcan lo que he hecho y he dicho. Una muestra más de su talante humilde que nunca perdió, su referencia a sus modestos orígenes y que siempre otorgó la primacía a su familia y a sus viejos amigos.
*Antonio López
Ex director general del BBVA