Luis María Linde tiene ante sí uno de los mayores retos desde que tomó posesión de su cargo de gobernador del Banco de España a mediados de 2012. Tras diseñar el rescate bancario, supervisar cómo afloraban las pérdidas ocultas las entidades financieras y reorganizar la institución con la Unión Bancaria, Linde tiene que rehacer su equipo de Supervisión en medio de una crisis institucional sin precedentes.
Lo tiene complicado, por todas las presiones internas y externas que está recibiendo. Por un lado, del cuerpo de inspectores, cuya asociación lleva en pie de guerra desde que estalló la crisis. A eso se suma, que tras la renuncia de Mariano Herrera (director general), Pedro Comín (director general adjunto) y Pedro González (director de departamento), hay serias dudas de que el resto de equipo (Francisco Monzón, José Antonio Gracia, Javier del Río y Fernando Vargas) puedan asumir la responsabilidad de supervisión en un momento como el actual.
A ello se suma que con el reciente relevo en el puesto subgobernador, tras la salida de Fernando Restoy a un puesto en Basilea, ha llegado un técnico con menos experiencia en supervisión, Javier Alonso. Es decir, sin un Restoy con influencia en Bruselas y Frankfurt y sin un Herrera en condiciones de echar una mano al subgobernador, España pierde pegada en Europa en un momento clave: con el relevo al frente de Banco Popular y las dudas de si tendrá que ampliar capital o buscar una fusión; con la unión de Bankia y BMN casi en marcha; y con otras posibles fusiones y/o salidas a bolsa en perspectiva.
Fichaje externo
Por ello, todo apunta a una solución externa: que el Banco de España repesque algún directivo que ha dejado Cibeles en los últimos años. Dentro del sector financiero suenan varios nombres: Margarita Delgado, exejecutiva del Banco que ocupa un puesto intermedio en el Mecanismo Único de Supervisión (MUS), del BCE, una opción que gusta a la mayoría; Ramón Quintana, director general en el MUS, aunque parece complicado que deje un puesto tal alto; Alberto Calles, ex director general de Supervisión que fichó en 2011 por PwC, muy respetado en el sector financiero; y Luis Lorenzo Olmedo, actual director general del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), la opción preferida de los inspectores, aunque lleva fuera demasiado tiempo.
Pero a este proceso de selección hay que añadirle otra gran complicación: la renovación de la cúpula del Banco de España en junio de 2018, cuando se nombrarán nuevos gobernador y subgobernador. Ninguno de los anteriores candidatos está dispuesto a dejar cargos de influencia por una dirección general de un año. Y ahí podría entrar en juego Luis de Guindos, ministro de Economía, quien tendrá la voz cantante en el nombramiento del nuevo gobernador.
Guindos va a tener un papel crucial en el nuevo diseño del Banco de España durante el próximo año
Por ello, tampoco es de descartar que Economía proponga alguna persona de confianza para Supervisión. Suenan Jaime Ponce, actual presidente del Fondo de Reestructuración (Frob), y también podría tantearse a Antonio Carrascosa, que ocupa un puesto de responsabilidad comunitario, en el Frob europeo.
En lo que coinciden todos los agentes involucrados es que urge una solución rápida y convincente, porque el sector financiero español no está en condiciones de perder influencia y credibilidad en Europa en un momento como el actual. Y preocupa, y mucho, cómo va a impactar el daño reputacional del Banco de España a nivel comunitario.