Santander descarta una avalancha de impagos en hipotecas por la crisis de precios. José Antonio Álvarez, consejero delegado del grupo, considera que la inflación no suele dificultar el pago de este tipo de crédito y ha enfriado un pacto sectorial con el Gobierno al asegurar que cualquier acuerdo no servirá como "traje" para todos los clientes.
"Tenemos interés en que los clientes paguen. La inflacion no suele ser tan mala para pagar los préstamos. Al principio es más difícil, pero normalmente la inflación pasa luego al salario. No es una situación tan negativa", ha explicado Álvarez en su última rueda de prensa de resultados como número dos del grupo bancario.
El consejero delegado de Santander ha defendido analizar "caso por caso" para detectar qué clientes o empresas tienen dificultades para pagar la cuota hipotecaria en un escenario de alta inflación y ante la amenaza de recesión económica. "Creo que es una brecha más temporal que estructural", ha afirmado, para después garantizar que la situación económica dista mucho de la de 2008, en la antesala de la crisis financiera.
El Gobierno amenaza con intervenir el mercado hipotecario si no hay un acuerdo sectorial ambicioso. De hecho, la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, ha rechazado la propuesta de la banca de extender el plazo de las hipotecas más afectadas por la subida del euribor y ha reclamado un pacto para "clases medias, no familias vulnerables".
El número dos de Santander ha abogado por buscar soluciones "caso a caso" haya o no acuerdo a nivel sectorial.
La cartera hipotecaria de Santander está compuesta en un 75% por hipotecas variables y en un 25% a tipo fijo. Esta última modalidad concentró el crecimiento en los últimos tres años, según concretó Álvarez.
Los resultados han dado una de cal y otra de arena a Santander. El grupo obtuvo un beneficio atribuido récord de 7.316 millones de euros en los nueve primeros meses del año, lo que supone un aumento del 25% respecto al mismo periodo de 2021. Pero la presión inflacionista en todos los mercados en los que opera pone en riesgo su meta de eficiencia, que cerrará el año por encima del 45% objetivo.
