El Banco de España calcula que la economía española creció el 0,4% en el cuarto trimestre y el 2% en el conjunto del año, lo que supone cuatro décimas menos respecto al crecimiento registrado en 2018 y una décima por debajo de lo previsto por el Gobierno para 2019.
La entidad explica en su informe trimestral que la ralentización del crecimiento ha sido consecuencia del empeoramiento del contexto exterior y de la pérdida de dinamismo de la demanda interna, derivado del agotamiento del consumo de bienes duraderos que quedó postergado durante la crisis y de la incertidumbre que afecta sobre todo a la inversión empresarial.
El Banco de España considera que la fase expansiva de la economía se vería reforzada con la constitución de un Gobierno estable que adoptara políticas orientadas a la corrección del déficit público estructural y a retomar las reformas necesarias para aumentar la productividad de la economía y su capacidad de creación de empleo.
La información reciente apunta a que el déficit público se habría mantenido igual al del año anterior (2,5% del PIB), lo que se explicaría principalmente por el mayor gasto en la revalorización de las pensiones, en la subida salarial para los empleados públicos y en la recuperación del subsidio para desempleados mayores de 52 años.
Cotizaciones sociales
Del lado de los ingresos públicos destaca el buen comportamiento de las cotizaciones sociales, contrarrestado por el retroceso en el pago fraccionado del impuesto de sociedades de octubre. El empleo habría crecido en 2019 al mismo ritmo que la economía (2%), lo que supone una estabilización del ritmo de creación neta de puestos de trabajo en tasas más bajas a las registradas en 2018.
El avance de la economía se ha seguido apoyando en la demanda interna (consumo e inversión) que aporta 1,7 puntos del crecimiento, mientras que la demanda exterior (exportaciones e importaciones) contribuye con 0,3 puntos.
El informe explica que en el cuarto trimestre del año la aportación de la demanda externa volvió a ser positiva -tras un tercer trimestre en negativo-, gracias a la recuperación de las exportaciones y a una cierta desaceleración de las importaciones. La demanda nacional registró un avance más moderado sustentado por el consumo de los hogares, algo más cautos en sus decisiones de gasto -como refleja el repunte del consumo-, pero favorecidos por la fortaleza de la creación de empleo y el crecimiento de los salarios reales.
Las rentas de las empresas comienzan a mostrar un menor dinamismo, lo que resta empuje a la inversión empresarial a pesar de que las condiciones financieras siguen siendo holgadas y las compañías continúan con su proceso de desendeudamiento.
Inversión residencial
La inversión residencial habría repuntado en el último tramo del año, tras el retroceso de tercer trimestre. La información disponible apunta a una recuperación de las exportaciones, aunque condicionadas por la debilidad del comercio internacional, mientras que las importaciones se moderan por la desaceleración de la inversión en bienes de equipo.
De las exportaciones de servicios destaca que el gasto turístico continúa avanzando a pesar de la caída en los últimos meses en las llegadas de visitantes extranjeros por la recuperación de destinos competidores en el Mediterráneo como Turquía.
Por el lado de la oferta, subraya que comienza a repercutir sobre la actividad del sector servicios el deterioro de la actividad industrial, que se ve afectado por la debilidad del comercio internacional y las perspectivas desfavorables del entorno exterior. Como ejemplo de la relación de ambos sectores, la entidad señala que el 20% de las ventas de los servicios de transporte, comercio al por mayor o consultoría van destinadas a la industria manufacturera.