¿Cómo contentar a países con situaciones tan dispares como Grecia o Países Bajos con el uso de una sola política monetaria común para todos? El objetivo se antoja imposible, pero es lo que debe tratar de hacer el Banco Central Europeo dirigido por el italiano Mario Draghi, que desde su sede central en el corazón económico alemán (Fráncfort) afronta ahora un recrudecimiento de la rebelión interna entre consejeros de países del norte y los de países mediterráneos. Según 'Financial Times', aunque en los últimos meses la presión de los mercados sobre la zona euro parece haberse moderado, los enfrentamientos en el consejo de gobierno del banco central entre consejeros del norte y del sur van 'in crescendo'. Los intereses nacionales son ahora mucho más tenidos en cuenta que los generales.
Por ejemplo, informa el diario con sede en Londres de que en la decisión de tipos de interés del pasado jueves, cuando se bajó del 0,5% hasta el 0,25% en un nuevo mínimo histórico del precio del euro, dos consejeros alemanes instigaron una rebelió contra Draghi que fue seguida por otros más hasta integrar a 6 miembros de un total de 23 que son los que forman el Consejo de Gobierno de la entidad (los 17 banqueros centrales del euro más los miembros del Comité Ejecutivo). Junto a los dos alemanes (el presidente del Bundesbank entre ellos) secundaron la revuelta los presidentes de los bancos centrales de Austria y Países Bajos.
Y es que, a pesar de las acusaciones de que controla el banco central, la realidad, según una fuente muy próxima al BCE, es que éste "está perdiendo a marchas forzadas confianza en el principal país de la zona euro: Alemania". La nacionalidad italiana de Draghi y su experiencia como exgobernador del Banco de Italia preocupa y mucho en el país germano. El economista Hans-Werner Sinn, presidente del grupo de estudios IFO y a veces destacado por su oposición a las políticas expansivas del euro, ya aseguró este domingo en el diario 'Bild', el más leído del país, que Draghi está financiando a los países del sur de forma ilegal, y suministrándoles unos fondos que no podrían obtener en los mercados. "Es un abuso del eurosistema", ha asegurado.