El duro ajuste laboral al que obligan los planes de reestructuración de la banca rescatada dibuja un difícil horizonte para los trabajadores del sector. El Banco de España prevé una reducción cercana a los 15.000 trabajadores y el cierre de 4.000 oficinas entre las entidades del Grupo 1 y 2 desde el pasado 31 de diciembre hasta 2017.
Las proyecciones efectuadas por el supervisor, recogidas en su último Informe de Estabilidad Financiera, cifran en 36.000 trabajadores y 6.000 oficinas la estructura de Bankia, Catalunya Caixa, Novagalicia, CEISS, Caja 3, BMN y Liberbank en el caso de que todas ellas se mantuvieran independientes a cuatro años vista.
Los datos recogidos por el Banco de España demuestran que, desde el inicio de la crisis en 2008, entre estas siete entidades se perderán más de 35.000 empleos y se clausurán casi 7.000 sucursales, una vez que se completen los planes de recapitalización de cada entidad en 2017.
La velocidad del ajuste es diferente en cada una de las entidades. En Bankia, por ejemplo, el calendario inicial de tres años se ha reducido casi dos años. La entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri pretende culminar todo su ajuste de capacidad en el primer trimestre de 2014. El extremo contrario es Catalunya Caixa que aún no ha efectuado ningún movimiento laboral. La ex cúpula de la caja catalana esperaba que el nuevo dueño efectuase todo el ajuste laboral necesario.
Según los datos elaborados por diversas entidades, el total de la banca española cerrará 8.000 oficinas hasta 2017. De esta manera, aún se espera un duro ajuste entre la banca sana que tendrá que clausurar otras 4.000 sucursales.
Las entidades financieras contaban a finales de 2012 con 38.142 sucursales en España, 1.961 menos que las 40.103 registradas al cierre de 2011 (el 4,89 % menos), según datos publicados por el Banco de España. Si los datos se comparan con el cierre de 2010, el número de oficinas de la banca en España se ha reducido en 5.022 sucursales, lo que supone el 11,6 % menos. La reducción del número de oficinas de la banca se ha visto impulsada en los últimos meses por el proceso de reestructuración que está llevando a cabo el sector financiero español, que ha reducido el número de entidades a menos de una veintena.
Antes de la crisis financiera, España era uno de los países más "bancarizados" del mundo con aproximadamente una sucursal por cada 100.000 personas. Después de años de una amplia expansión de la red, la reducción de sucursales comenzó en el cuarto trimestre de 2008 y no ha cesado hasta ahora. Por comunidades autónomas, Cataluña ha sido donde más sucursales se han reducido en el último año, 506, hasta situarse en 6.211; seguida de la Comunidad Valenciana, donde las entidades financieras cerraron 284 sucursales, hasta cerrar el año en 4.092.