A lo largo de los últimos años, entre 2016 y 2021, daba la sensación de que el Banco Central Europeo estaba hibernando. Sus reuniones llegaron a ser monótonas, con un escenario económico que se repetía sesión tras sesión y que obligaban al equipo de Mario Draghi, primero, y después de Christine Lagarde, a mantener una política monetaria acomodaticia basada en el dinero gratis y en abundancia.
Pero como dice el refrán, no hay ni bien ni mal que cien años dure. Ha tenido que ser la inflación la que haya despertado del letargo al Banco Central Europeo y al resto de bancos centrales de los países más desarrollados, provocando un terremoto en los tipos de interés de las entidades financieras que son realmente los que rigen las relaciones económicas entre los distintos actores de la economía.
El euríbor, el más popular de los indicadores de referencia de los tipos de interés, cerró el mes de marzo pasado todavía en terreno negativo: -0,237%. El último dato publicado por el Banco de España, correspondiente al mes de noviembre, está en el 2,828%. Una subida muy difícil de asimilar en tan corto espacio de tiempo por los millones de hogares que están pendientes de pagar su hipoteca.
Del 1,56% de un crédito hipotecario en noviembre de 2021 se ha pasado al 2,63% doce meses después. El mismo camino han seguido los créditos al consumo, que han pasado del 6,87% en noviembre del pasado año al 8,34% el mes pasado.
Para las empresas, la traslación de la nueva política monetaria del BCE a los créditos ha sido aún más abrupta. Para las peticiones de hasta 250.000 euros (los más demandados por las pequeñas y medianas empresas) los tipos han variado del 2,30% con el que cerraron 2021, al 4,51% de octubre, último dato recogido por el Banco de España. Los créditos por encima del millón de euros se pagan hoy al 2,95%, cuando en diciembre de 2021 tenían un tipo de interés del 1,12%.
En los diez primeros meses del año, las nuevas operaciones de crédito para la compra de una vivienda por parte de los hogares han ascendido a 54.392 millones de euros. A lo largo de 2021 se concedieron préstamos por 59.425 millones. Todo parece indicar que esta última cifra se sobrepasará a pesar de todo. Pero es muy llamativa el cambio de tendencia de los primeros meses del año a los de la segunda mitad.
Préstamos hipotecarios
Entre los meses de enero y julio, se concedieron préstamos hipotecarios a razón de 5.800 millones de euros mensuales como media. En los meses de junio y julio se llegaron a firmar nuevas operaciones por importe de 6.445 y 6.527 millones de euros, respectivamente. A partir de entonces las cosas empezaron a cambiar sustancialmente. Buena prueba de ello es que en los tres últimos meses de los que se disponen de datos (agosto, septiembre y octubre), la media mensual se ha quedado en 4.615 millones.
Y es que el euríbor, después de permanecer en terreno negativo un total de 74 meses, desde febrero de 2016 hasta abril de este mismo año, se acerca peligrosamente al 3%, el mismo nivel con el que empezó su andadura en los mercados de la Eurozona en enero de 1999. No es su tipo más alto. Lo alcanzó en julio de 2008, cuando quedó fijado en el 5,393%. Pero el cambio de signo ha sido tan significativo que ha sembrado muchas dudas entre los compradores de una vivienda, hasta el punto de que algunas decisiones se han pospuesto a la espera de que la inflación continúe su senda de moderación y se vuelva a situar en el entorno del 2%.
En el ámbito de las sociedades no financieras, la subida del precio del dinero se ha dejado sentir especialmente en los créditos destinados a las grandes empresas, aquellos por cuantías superiores al millón de euros. De una media mensual de 16.600 millones de euros durante los siete primeros meses del año se ha pasado entre los meses de agosto y octubre a una cifra de 12.570 millones mensuales. La razón principal es que un tipo de interés TAE para estos créditos del 1,05% al comenzar el año se ha convertido en el 2,95% en el mes de octubre. En el caso de los créditos de hasta 250.000 euros, el incremento de los tipos ha sido del 50%: del 3% al 4,51% en el mismo periodo.
Lo peor está por llegar
Los expertos creen que lo peor está por llegar. Hay que tener en cuenta que estos datos no recogen aún la tercera subida del precio oficial del dinero llevada a cabo por el BCE a principios del mes de noviembre, ni la aprobada hace unos días, que ha llevado el precio del dinero hasta el 2,5% desde el 0% que permanecía desde marzo de 2016. Sin embargo, la Encuesta sobre Préstamos Bancarios del Banco de España “anticipan una prolongación de la contracción de la oferta de crédito y una disminución de la demanda en todos los segmentos analizados”.
El pasado jueves, tras la cuarta subida de tipos en este año tras las de julio, septiembre y noviembre (la Reserva Federal de Estados Unidos lleva siete), el BCE advertía de que “la economía de la zona del euro podría experimentar una contracción en este trimestre (se refiere al cuarto) así como en el siguiente, debido a la crisis de la energía, a la elevada incertidumbre, al debilitamiento de la actividad económica mundial y al endurecimiento de las condiciones de financiación”. La Reserva Federal había destacado un día antes que “los efectos del endurecimiento rápido de la política monetaria no se han dejado sentir aún”.
Sin_Perdon
Los mismos que nos han llevado a esta situación son los que dicen que van a sacarnos de ella. Unos timadores incompetentes que, en lugar de irse a sus puñeteras casas y dejar de reventar la economía europea, permanecen en sus privilegiados y superbien pagados puestos, sin tener ni idea de lo que hacen y las consecuencias que conllevan.
Alexander
El BCE no sabe cómo reducir la inflación, como ha reconocido su vicepresidente Luis de Guindos. El aumento de los precios de los alimentos no depende del tipo de interés del dinero sino que sólo se reducirán cuando se normalicen la importaciones de cereales y de fertilizantes procedentes de Rusia.