Bruselas presiona para que España y Francia puedan intercambiar electricidad dentro de los parámetros establecidos por la normativa europea. Aunque todavía no existen infraestructuras que lo permitan y ambos países siguen con el debate abierto de quién paga estos proyectos. La Comisión Europea se ofrece a pagar parte de este coste para que estas infraestructuras estratégicas estén preparadas cuanto antes.
El programa REPowerEU, que pretende que los países miembros se independicen energéticamente de Rusia, apunta a que todas aquellas infraestructuras que mejoren la solvencia energética deben ser prioritarias. Las autoridades europeas abren la puerta a que todos los proyectos que casen con esta independencia se financien con el Mecanismo para la Recuperación y la Resiliencia (MRR), que constituye el núcleo del Fondo de Recuperación y está dotado con 672.500 millones de euros.
La Comisión Europea considera que puede ayudar a financiar estas infraestructuras de manera “parcial” y que ambos países miembros deberán acordar el reparto del resto de costes. La prioridad de las autoridades europeas es que este intercambio de electricidad a los niveles esperados se ponga en marcha “cuanto antes” para poner al servicio de los países del norte, los más castigados con los embargos energéticos a Rusia, las oportunidades energéticas que ofrece España.
Históricamente, España ha sido un comprador neto de energía francesa. Los momentos puntuales en las renovables españolas han incrementado su producción han disparado las compras desde Francia. Pero el parque nuclear francés ha llevado a su mercado a ofrecer energía más barata. El nuevo mecanismo que quiere poner en marcha el Gobierno español para limitar el precio del gas en la producción eléctrica disparará la demanda de su país vecino. Esos cambios en la balanza provocarán, según se espera desde Europa, que ambos gobierno hagan presión para que las interconexiones sean una realidad.
Bruselas tiene dos proyectos en su radar
La interconexión eléctrica entre España y Francia es un proyecto declarado de interés europeo. España cuenta actualmente con un nivel de interconexión con Europa muy alejado del mínimo establecido por la Unión Europea (UE) para 2020: un mínimo de un 10% de capacidad de producción instalada. La UE estableció en el 2002 este mínimo con el fin de eliminar sistemas aislados, facilitar el apoyo mutuo y promover el Mercado Único de la electricidad.
El enlace eléctrico que está más avanzado es que pasa por el Golfo de Vizcaya, de casi 400 km de longitud, permitirá reforzar la interconexión entre España y Francia mejorando la seguridad y garantía de suministro, aumentando la eficiencia de ambos sistemas eléctricos y permitiendo una mayor integración de energías renovables. Esta interconexión, declarada Proyecto de Interés Común (PIC) en el 2013, representa un desafío importante para España, Francia y Europa en la consecución de sus objetivos hacia la transición energética europea.
Esta nueva línea es fundamental ya que ampliará la capacidad comercial de intercambio de los 2.800 MW actuales hasta los 5.000 MW y que dejaría los requisitos europeos a la mitad (5%). Por lo tanto, España seguirá necesitando desarrollar nuevas interconexiones. España es en estos momentos el único país de la Europa continental por debajo del mínimo establecido por la Unión Europea.
Solo hay dos infraestructuras eléctricas entre España y Francia que figuran en la lista de proyectos de interés común de la UE, por el momento. Esta conexión del Golfo de Vizcaya y la otra a través de los Pirineos. Durante un tiempo figuró también el gaseoducto Midcat hasta que Madrid y París renunciaron al proyecto, aunque el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, resucitó la idea en la reciente reunión que los líderes de la UE tuvieron en Versalles (Francia).