Cientos de miles de inversores españoles se encuentran atrapados en los llamados 'bonos patrióticos' ante la dificultad de venderlos en el mercado, donde apenas hay ofertas de compra y donde las transacciones se saldan incluso con pérdidas del 15%.
Entre 2011 y principios de 2012, sólo la Generalitat de Cataluña y la Valenciana emitieron 8.801,76 millones en bonos destinados a pequeños ahorradores, quienes si necesitan recuperar su dinero tienen que cruzar los dedos.
En el mercado secundario de deuda, donde los inversores negocian con estos activos, las operaciones que se consiguen cerrar son muy reducidas, como prueba el hecho de que la negociación diaria rara vez llega a 50.000 euros, frente a los millones de euros que mueven otros títulos de deuda.
Además, los precios nunca alcanzan la inversión inicial por la necesidad perentoria de vender de algunos ciudadanos y "la existencia como únicos interesados de especuladores que ven la posibilidad de obtener una buena plusvalía", explica a la agencia EFE el profesor de Economía del Instituto de Empresa, Juan Carlos Martínez Lázaro.
Por ejemplo, los bonos catalanes que se emitieron en abril de 2011 con un plazo de amortización de dos años se vendieron la semana pasada a un precio del 87,1% (con pérdidas próximas al 13% para el inversor inicial), lo que supone para el comprador una rentabilidad del 15,5%, propia de los activos de alto riesgo.
En el caso de los bonos valencianos emitidos en diciembre de 2011 con vencimiento a un año, el rendimiento para los compradores llegó la semana pasada al 24,59%, mientras que el vendedor sufrió una pérdida cercana al 7%.
Peor lo tienen los inversores en bonos de otras Comunidades Autónomas como Andalucía o Murcia, con los que directamente no se registran transacciones, según datos de Bolsas y Mercados. Y es que los bonos patrióticos tienen una percepción de riesgo mucho más alta que la del Estado español, que ya de por sí es elevada teniendo en cuenta la situación de la economía.
Ante la iliquidez del mercado y las malas condiciones de las operaciones, la única salida para los inversores es mantener los bonos hasta su vencimiento, ya que su pago está asegurado de momento.