La noticia del pacto entre el PSOE, Unidas Podemos y Bildu para derogar la reforma laboral, al menos, en parte, cayó como una bomba el miércoles por la noche en la CEOE. Allí no suele llegar la sangre al río en los debates, pero generalmente surgen posturas encontradas, dadas las diferentes sensibilidades de las organizaciones territoriales y sectoriales. Sin embargo, en este asunto ha existido unanimidad en su cúpula, que ha calificado de 'atropello' esta nueva nueva decisión gubernamental.
Algunos pesos pesados de la CEOE habían acusado a su presidente, Antonio Garamendi, de ser demasiado 'blando' a la hora de defender los intereses de los empresarios frente a un Gobierno hostil. Todo cambió en la reunión de la mañana de este jueves, en la que el jefe de la patronal explicó a los vicepresidentes que había hablado con el Gobierno para trasladar su profundo malestar por su traición a los empresarios, han explicado fuentes presentes en la reunión.
El 'conclave', que comenzó a las 12.30 horas, estuvo precedido por una tarde-noche de tensión en la que, tras varios contactos entre los vicepresidentes, se decidió que había que reaccionar rápido y lanzar un comunicado a las 8 horas para expresar públicamente el malestar de la organización.
“Este pacto supone un desprecio indignante al diálogo social, al que dinamita; al papel que la propia Constitución otorga a los agentes sociales y, en este sentido, a las propias instituciones del Estado en el momento más delicado de la economía española y, por tanto, cuando este diálogo se hace más necesario”, expresaba en uno de sus párrafos.
Sin confianza
En el encuentro del jueves, Garamendi se mostró tajante con respecto a la necesidad de romper el diálogo social con el Ejecutivo después de este último desplante, que se oficializó pocas horas después de la reunión a tres bandas que mantuvieron Moncloa, CEOE y los sindicatos, en la que la representación del Gobierno no hizo ninguna referencia al pacto para derogar la reforma laboral. Es decir, lo ocultó deliberadamente.
Entre los vicepresidentes de la patronal se rumia desde hace varios meses una frase que resume la pérdida de confianza en Pedro Sánchez y Pablo Iglesias: 'Hasta hace unos meses, se recurría a Moncloa para frenar a los sindicatos cuando sus pretensiones eran demasiado elevadas. Desde que el PSOE pactó con Unidas Podemos, hay que recurrir a UGT y CCOO para frenar al Gobierno cuando propone algo especialmente lesivo'.
La patronal considera que el Gobierno voló el miércoles todos los puentes con los empresarios.
En la reunión, telemática, todos los vicepresidentes expresaron su punto de vista favorable a romper el diálogo con el gabinete encabezado por Pedro Sánchez. O, mejor dicho -explican estas fuentes-, a no volver a sentarse con el Gobierno después de que el miércoles volara todos los puentes con la patronal.
El líder de los empresarios catalanes (Foment del Treball), Josep Sánchez-Llibre, incidía en que el acuerdo comportará una “alarma económica muy importante” e incrementará la “inseguridad jurídica” en España, en un momento en el que una parte de las empresas se encuentran asfixiadas por el estado de alarma.
Otro vicepresidente de la CEOE lamentaba después de la reunión el peso que ha ganado Iglesias en el Ejecutivo durante el estado de alarma, que ha llevado a Moncloa a adoptar decisiones económicas radicales, lo que no ha hecho más que incrementar la preocupación de los inversores y de las empresas.
En este sentido, recordaba que después de forzar hace unos meses la subida del Salario Mínimo Interprofesional -pese a la desaceleración económica-, de que Podemos anunciara un impuesto a las grandes fortunas y de que se haya anticipado la intención de modificar la legislación laboral, la impresión de los empresarios es que la salida de la crisis será más lenta y se destruirá un mayor número de empleos durante los próximos meses.
La frase que lanzaban dos de los asistentes a la reunión de este miércoles es que será imposible recuperar la confianza en Pedro Sánchez, al que acusaban de 'vender su reino por un caballo'. En conversación telefónica, no descartaban que haya que negociar en las próximas semanas sobre temas fundamentales, como los expedientes de regulación temporal del empleo (ERTEs), pero incidían en que lo harán en mitad de un clima hostil que no predispone al acuerdo y que es innecesario.
“Una parte del Gobierno nos ve como algo negativo, cuando en una economía son las empresas las que generan riqueza, prosperidad y trabajo”, concluía uno de los vicepresidentes.