ChatGPT se ha convertido en la plataforma social con mayor velocidad de crecimiento de toda la historia. Según un estudio de la consultora UBS, en solo dos meses el bot desarrollado por la empresa norteamericana Open AI ha crecido en 100 millones de usuarios.
Si se multiplica el número de usuarios por la cantidad de datos personales que cada uno de ellos facilita a la cormpañía, la cifra podría alcanzar los millones de datos recopilados, si no más, si se suman las conversaciones, preguntas y 'discusiones' que los usuarios tienen con la plataforma -guarda los chats-.
Esos datos son oro, un maná que sirve precisamente para que ChatGPT siga aprendiendo, tanto de sus errores como de sus aciertos, y que la plataforma esté cada vez más afinada. El problema para el usuario está en lo que Open AI hace con toda esa información.
El usuario debe saberlo porque hay quien sospecha que el bot conversacional no hace un buen tratamiento de los datos de quienes lo utilizan. No lo decimos nosotros, lo dice la decisión tomada recientemente por el órgano responsable de la Protección de Datos en Italia, que ha bloqueado la app en el país por recoger supuestamente información personal sin consentimiento del usuario y no tener un sistema bien definido para impedir la entrada de usuarios menores de 18 años en el servicio.
Cuando se accede a la aplicación, son muchos los usuarios que no leen la Política de Privacidad de la misma. Es algo que se debe hacer siempre que se descarga una app o se utiliza un servicio de internet. Es en ese texto en el que está la clave de lo que se hará con nuestra información personal, con nuestros datos
En España, de momento, la Agencia Española de Protección de Datos, el organismo encargado de velar por el buen tratamiento de la información de los españoles, no ha tomado una decisión al respecto de qué hacer con ChatGPT. Ni parece que lo vaya a hacer, tal y como ha publicado Vozpópuli, al menos en el corto plazo.
¿Qué riesgos deben tener en cuenta los usuarios de ChatGPT?
Cuando se accede a la app, son muchos los usuarios que no leen la Política de Privacidad de la misma. Es algo que se debe hacer siempre que se descarga una app o se utiliza un servicio de internet. Es en ese texto precisamente donde está la clave de lo que se hará con nuestra información personal, con nuestros datos. En el caso de ChatGPT, hemos resumido lo más sensible para el usuario:
- ChatGPT almacena cualquier mensaje que escribamos en la plataforma. "Si se comunica con nosotros, podemos recopilar su nombre, información de contacto y el contenido de cualquier mensaje que envíe", detalla la Política de Privacidad de Open AI.
- La aplicación puede enviar a otras empresas y personas la información recolectada entre sus usuarios. El texto de la Política de Privacidad así lo determina. En concreto, explica que puede hacerlo "con terceros sin previo aviso", a no ser, añade, "que lo impida la ley".
- Los datos son recolectados de diferentes maneras. Tanto ChatGPT como sus proveedores externos usan cookies y otras tecnologías de seguimiento para recopilar información sobre las actividades de navegación del usuario a lo largo del tiempo y en diferentes sitios web después de acceder a la plataforma.
- Otra de las maneras de recolectar datos es a través de redes sociales. "Tenemos páginas en sitios de redes sociales como Instagram, Facebook, Medium, Twitter, YouTube y LinkedIn. Cuando interactúa con nuestras páginas de redes sociales, recopilaremos la información personal que elija proporcionarnos". También se guardan los datos de registro en ChatGPT, entre los que se incluyen la dirección de Protocolo de Internet, el tipo y la configuración del navegador, la fecha y hora de su solicitud o cómo se interactuó con la página.
Aquiles
Que lo usen los chinos y los rusos ;-))
Davidoff
Alimentando al monstruo que algún día puede devorarnos.
MCG2023
La difícil situación de estancamiento económico, y deterioro político de España, no se debe sólo a que haya un cierto nivel de conformismo e indiferencia de muchos millones de personas ante los problemas, sino sobre todo al nefasto sistema electoral del Congreso, poco democrático, que margina a las mayorías de ciudadanos (aproximadamente 75% contra la amnistía y contra la autodeterminación) y concede un poder excesivo a las minorías extremistas. Con el sistema electoral del Senado aplicado al Congreso ahora gobernaría el PP, y en otra ocasión sería el PSOE u otro partido, y los problemas que preocupan a la mayoría de los ciudadanos serían el eje principal de los debates políticos.