La palabra ‘rescate’ parecía olvidada para los inversores, pero repentinamente el Eurogrupo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han irrumpido con un rescate a Chipre con condiciones inéditas hasta el momento: el impuesto sobre los depósitos supone una llamada de atención por parte de las autoridades internacionales, que parecen capaces de llegar hasta donde haga falta con tal de asegurarse los pagos de la deuda y la entrada por la senda de la consolidación fiscal de los estados miembros del Euro.
Una medida cuyos efectos en los mercados habrá que calibrar esta semana. La noticia llega en un momento en el que la calma reinaba de una manera absoluta. Tanto el bono italiano como el español estaban por debajo del 5%. La crisis política transalpina y los casos de corrupción españoles fueron digeridas hace tiempo.
La seguridad de que la Eurozona no corre riesgo de ruptura, garantizada el pasado mes de julio por el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha eliminado tensiones en meses recientes, pero desde entonces no habían tenido lugar episodios como este, con actuaciones de las altas esferas internacionales e imposición de duras condiciones.
Pero Ángela Merkel hace tiempo que tiene la sensación de que hay relajo en el sur de Europa. El portavoz de la canciller, el ministro de finanzas Schauble, ya ha dicho que esta era la única opción posible. La paciencia se estaba agotando y las contemplaciones van a ser nulas para los países que no hagan los deberes. Un mensaje clarito para los demás socios europeos.
No en vano, países como Grecia o Chipre están lejos de haber dejado de ser focos potenciales de riesgo. Ni siquiera España: el Gobierno de Rajoy ha adoptado contestadas medidas que han sido aplaudidas por los socios europeos, pero lo cierto es que el déficit sigue siendo elevado y que nunca se ha descartado del todo un nuevo giro de tuerca de la Eurozona hacia nuestro país. Italia, en pleno festival político, ya ha dejado caer declaraciones anti austeridad con excesiva facilidad. Y Francia también contemporiza con los ajustes El mensaje hacia Chipre ha sico muy claro: en cualquier momento pueden llegar más imposiciones.
Viejo dilema
El viejo dilema norte-sur está lejos de resolverse. Alemania y sus países afines nórdicos cada cierto tiempo lanzan con la crudeza que sea precisa la señal de que no va a haber un sistema de transferencias periódicas para los países ‘perezosos’, o lo que es lo mismo, de los del norte, al sur. Y menos, conforme se acercan las elecciones germanas.
De momento, España estaba resolviendo sus subastas de deuda a la perfección. El Tesoro no ha tenido necesidad de hacer uso de la caja sobrante e incluso va por delante de los objetivos anuales. Además, está pudiendo colocar los activos a tipos de interés cada vez más bajos.
Ahora, la inyección económica a Chipre con unas medidas leoninas reabre viejos miedos. Será preciso ver si los mercados tienen ya una auténtica coraza y no se asustan de nada, una vez que Draghi aseguró que nada ni nadie podrá con la unidad del Euro o si se desata una nueva tormenta. Queda claro, en cualquier caso, que los escenarios de calma están condenados a ser poco duraderos.