El esfuerzo fiscal en España es superior a la UE-27 y se sitúa por delante del de suecos, daneses y alemanes y no justifica una subida de impuestos. Así lo advierte el Círculo de Empresarios al Ministerio de Hacienda, cuando los expertos que le asesoran piden subir los impuestos verdes en más de 15.000 millones, tras analizar comparativamente la tributación de los Estados miembros de la UE en un documento en que plantean propuestas de reforma fiscal que han presentado el presidente del Círculo, Manuel Pérez-Sala, y el presidente del grupo de trabajo de Fiscalidad, Alberto García Valera. “La razón del diferencial en recaudación sobre PIB en España respecto a la UE-27 no es el resultado de tipos impositivos inferiores, sino que responde al menor número de contribuyentes por una elevada tasa de paro, la existencia de un nivel de economía sumergida elevado y una progresividad del sistema por encima de la de países del entorno”, destaca.
En este sentido, avisa de que “el aumento de la presión fiscal provocará el efecto contrario al perseguido. Aumentarán los obstáculos a la creación de empleo y la economía sumergida”. El Círculo de Empresarios ha publicado hoy el documento Una reforma tributaria que impulse la competitividad en el que destaca que “la política fiscal, además de favorecer el crecimiento y la competitividad de la economía, ha de fomentar el ahorro y la inversión, promover la libertad económica y no ser obstáculo para la iniciativa empresarial y la prosperidad de los ciudadanos”.
El informe traslada que el rango de presión fiscal en 2020 va desde el 46,8% de ingresos sobre PIB en Dinamarca al 20,1% en Irlanda, con España en el puesto decimocuarto en recaudación. En este contexto, destaca que, en la última década, la presión fiscal en España ha subido 5,5 puntos, por encima de los 2,3 puntos en la UE-27, una realidad que han percibido los contribuyentes en su esfuerzo fiscal. Si se analiza la presión fiscal por impuesto en España comparativamente con la UE-27, el Círculo observa que los ingresos sobre PIB por rentas de capital están en línea con la media de la Unión; la presión fiscal sobre el consumo es 1,63 puntos menor en España, y la presión fiscal sobre las rentas de trabajo ha subido 2,3 puntos en un año en España, reduciendo el diferencial negativo con la UE-27 a 1,65 puntos en 2020 desde los 3,17 puntos de 2019.
El Círculo alerta de que entre los contribuyentes españoles existe la percepción de que la carga tributaria soportada es ya elevada y no se ve compensada por las prestaciones y servicios públicos percibidos. Esa percepción se refiere al esfuerzo fiscal, esto es, a la incidencia que la presión fiscal tiene dada la capacidad económica del contribuyente. Un mismo nivel de presión fiscal puede resultar desproporcionado en función del país porque el esfuerzo exigido sea excesivo para el nivel de renta, limitándose así el consumo, el ahorro y la inversión.
El análisis comparado del esfuerzo fiscal, partiendo de la referencia de la renta disponible per cápita en paridad de poder de compra y con la UE-27 base 100, muestra que España se sitúa por encima de la media, insiste el informe. Se evidencia que la percepción de los contribuyentes españoles es real, ya que su renta de 20.856 euros per cápita en 2020 es 11,2 puntos inferior a la media y, por tanto, el impacto del nivel de presión fiscal, aunque menor a la media europea, es más elevado. Y la situación se acentúa si se opta por el esfuerzo fiscal efectivo, es decir, de quienes están ocupados y soportan el grueso de la presión fiscal. En este caso, España escala posiciones hasta el octavo puesto, distanciándose de la media de la UE-27.
El Círculo parte de que el principio de suficiencia financiera lleva también asociado la obligación de los Gobiernos de asegurar la máxima eficiencia en el gasto público. Sin embargo, subraya que la realidad de las cuentas públicas en España sistemáticamente el gasto público supera los ingresos. La disfunción entre ingresos y gastos se ha traducido en déficit público durante al menos los últimos 12 años, con independencia de la fase del ciclo económico, y ha abocado a un nivel de deuda pública ya muy superior al PIB (120% en 2020 y 118,7% en 2021) y, con ello, a una carga financiera tan pesada que dificulta el cumplimiento de los compromisos propios de un Estado de Bienestar.
Así, recuerda que el Gobierno, pese a los contundentes datos anteriores, propone, a partir del Libro Blanco del Grupo de personas expertas para la reforma fiscal, avanzar en una considerable subida de impuestos, con un doble argumento de armonización fiscal para obligar a la Comunidad de Madrid, y con Europa -bajo el paradigma de acercarnos a la presión fiscal media de la Unión Europea-, dada nuestra situación 3,4 puntos por debajo de la UE-27. Un informe en el que además no se habla de que haya que ajustar el gasto público, lo que ha denunciado en Vozpópuli el primer experto que abandonó el comité por las presiones del Gobierno, Ignacio Zubiri.
Tipos más altos
Pese a ello, los tipos impositivos general y marginal que, en España, se aplican en IVA e IRPF bien están en la línea o bien son significativamente mayores que, por ejemplo, en Alemania. ¿Cuál es entonces la causa de esta diferencia de recaudación?, pregunta el Círculo. Por una parte, la menor tasa de ocupación y la mayor tasa de desempleo y, por otra, la existencia de un alto nivel de economía sumergida, que se unen a la elevada progresividad del sistema tributario, por encima de otros países de nuestro entorno, considera el informe.
En relación con el IRPF, lejos de la idea popular de que las rentas altas no pagan los impuestos que deberían y que no contribuyen a la recaudación, los datos demuestran, destaca el Círculo, todo lo contrario, que la elevada progresividad que el legislador ha reforzado en cada reforma fiscal -hasta dejar prácticamente exentos de tributación a quienes tienen rendimientos inferiores 18.000 euros- provoca que a los mal llamados ricos -aquellos que están por encima del doble del salario medio- se les apliquen tipos marginales del impuesto iguales o superiores a los que aplican los países nórdicos, que suelen tomarse como referencia en este ámbito.