Citi vuelve a abrir el debate sobre el cobro de los clientes particulares por sus depósitos. El banco americano ha decidido comenzar a cobrar una comisión a los minoristas de banca privada. La entidad recuerda a sus clientes que los tipos de interés en Europa estén en negativo desde 2014. Vozpópuli se ha puesto en contacto con Citi, pero ha optado por no hacer ningún comentario, siguiendo la "política de empresa".
El banco cobrará 70 euros al mes a las personas con depósitos que oscilen entre los 100.000 euros y los 199.999 euros. La cuota se incrementará hasta 150 euros en los caso en la horquilla de 200.000 euros y 699.999 euros. Una vez pasado ese umbral, se pagará 325, hasta los 899.999 euros. Los clientes que tengan depósitos de 900.000 euros y asta los 1,99 millones, tendrán que pagar una comisión de 600 euros. Desde esa cuantía hasta lo 3,99 millones, el monto sube hasta los 1.100 euros y por último los que superen ese capital, tendrán que pagar 2.100 euros.
En España, Santander, BBVA, CaixaBank, Sabadell, Bankia y Bankinter han reconocido que ya cobran a ciertos clientes por sus depósitos, aunque sólo a institucionales, a ciertas empresas o pymes. Ninguna entidad ha querido hablar de que pasará si este entorno se mantiene más de la cuenta, salvo Sabadell.
Su consejero delegado, Jaume Guardiola, en un ejercicio de sinceridad ante los medios reconoció que en un futuro se podría estudiar la posibilidad de repercutirlo al cliente, ya que se trata de un escenario inexplorado hasta la fecha. No obstante, Sabadell, al igual que el resto de bancos no se plantean en el corto y medio plazo hacerlo.
El desempeño de la economía de la eurozona está vinculado a la salud de su sistema bancario, que proporciona las tres cuartas partes parte de la financiación corporativa y el 90% de la financiación a hogares.
Una dependencia tan grande de los bancos significa que es probable que la economía de la eurozona se estanque a menos que sus bancos puedan crear balances sólidos, obtener un rendimiento de capital competitivo y generar el capital adecuado para asumir el riesgo crediticio, explica el Deutsche Bank en un informe.
Tres niveles de presión a la banca
La rentabilidad de los bancos europeos está siendo presionada en tres niveles: el primero es a los bancos más fuertes con depósitos de excedentes, que están siendo gravados por una política sin precedentes de depósitos negativos.
Cuando se decidió este cambio de tendencia se quería obligar a la banca a otorgar más crédito, lo que incentivaría a las empresas. Y ha funcionado, en parte. Pero el peaje que han tenido que pagar por una solución a medias ha sido de 8.000 millones de euros al año, frente a los 40.000 millones de beneficio que se lleva la banca americana con los tipos en positivos.
En el segundo estadio están los bancos de algunos países periféricos, que dependen en gran medida de la financiación directa a largo plazo de préstamos del BCE y siguen cargados con una gran cantidad de préstamos no rentables. Por último, los bancos de la eurozona, que tienen que hacer frente a una regulación que cambia muy rápido.