Aunque ha hecho todo lo posible bajo su mandato como presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, Sebastián Albella ha perdido la partida contra el capital riesgo por las salidas a Bolsa de compañías españolas.
El pasado año ninguna empresa se animó a salir a Bolsa en España, y en 2018 solo lo hicieron Metrovacesa, Árima y Solarpack. Este ejercicio sólo está prevista la de Línea Directa, una operación que no es más que una fórmula ideada por Bankinter para dar salida a accionistas de su filial de seguros con beneficios.
Pero el problema que tiene Albella no es sólo la sequía de OPV, sino que además el número de sociedades cotizadas mengua en España a medida que los fondos de capital riesgo engordan su capacidad financiera, adquieren empresas en Bolsa y las excluyen.
Es lo que ocurrirá con MásMóvil si triunfa la OPA lanzada por las firmas KKR, Cinven y Providence. En la información sobre la operación enviada ayer lunes a la CNMV, las sociedades de capital riesgo anuncian su propósito de sacar a la operadora de Bolsa si logran hacerse con la mayoría del capital.
Ocurrió también con Telepizza, cuando KKR se hizo con el control del grupo hace menos de dos años. Lo mismo que con Parques Reunidos, que fue excluida de Bolsa a finales de 2019 después de que fuera adquirida por EQT, Corporación Financiera Alba y GBL.
Otras empresas que en algún momento han mostrado interés por convertirse en compañías cotizadas, como Mediapro, Vips, Ibercaja, parecen haber dejado esos planes ya muy atrás. También el grupo de explosivos Maxam tenía entre sus planes salir a Bolsa en un proceso de venta de la sociedad de capital riesgo Advent, pero finalmente esta prefirió vender su participación a otra firma de inversión, Rhône Capital.
Una opción menos rentable
La incertidumbre política, el Brexit, el enfrentamiento comercial entre EEUU y China, las trabas burocráticas y administrativas, y ahora el coronavirus, son algunas de las razones que explican en parte la sequía de OPV en los últimos años en España, aunque se trata de una tendencia mundial.
Posiblemente la razón más sencilla que explica esta derrota de la Bolsa frente al capital riesgo sea que, simplemente, resulta para los vendedores más rentable deshacerse de sus inversiones en una venta a este tipo de sociedades que mediante una salida al mercado.
Y las sociedades de capital riesgo eluden los vaivenes del mercado excluyendo de Bolsa a las cotizadas adquiridas, así como las exigencias de transparencia y la vigilancia de reguladores, o la obligación de informar de su negocio cada tres meses al público.
El pasado mes de febrero, Sebastián Albella, en la presentación del Plan de Actividades 2020 de la CNMV, informó que se estaban produciendo "reuniones muy interesantes" con empresas para facilitar e impulsar el salto a la Bolsa. A pocos meses de que termine su mandato al frente del organismo, parece tarea imposible convencer ahora a nadie para salir a Bolsa.
