Muface vive una de sus peores crisis. Las dudas ante la nueva licitación, que está a expensas de la respuesta de las aseguradoras quienes estudian detenidamente la nueva propuesta del Gobierno para salvar al ente mutualista, afectan de lleno a más de 1,5 millones de funcionarios que están en vilo y que no saben si esperar, cambiar a la sanidad pública o buscar fórmulas diferentes dentro de la sanidad privada. A esto, la financiación de Muface se complica año tras año, en gran parte, por el porcentaje de jubilados que soporta, que se ha duplicado en apenas 13 años.
Esto hace que mantener los servicios de Muface cada vez sea más complicado, ya que el grueso de los mutualistas son personas mayores, quienes por norma general, requieren de una mayor inversión en servicios médicos y de cuidados. Ante este panorama, surgen preguntas como la financiación del ente mutualista.
¿Cómo se financia Muface?
Muface, al igual que el resto de mutualidades que son públicas, tiene dos pilares básicos de financiación. Por un lado está lo que aporta el Estado, que se fija en la adjudicación del contrato a las aseguradoras, y por otro lado, a través de las nóminas de los mutualistas por medio de las cuales hacen sus aportaciones al sistema con las retenciones. Es igual que la nómina de cualquier trabajador donde también se hacen aportaciones a la Seguridad Social. Así, en resumen, estas son las dos principales vías de entrada de dinero para la supervivencia de Muface.
De esta manera, ese crecimiento de jubilados en Muface unido a una menor entrada de mutualistas que cotizen, produce que el sistema tenga cada vez más problemas para ser viable y lleve al Gobierno a tener que invertir cada vez más en la mutualidad. El que los mayores no tengan que cotizar, además de el mayor impacto económico y de recursos que supone el tener un mayor porcentaje de mutualistas en edad avanzada, conduce a un futuro de Muface cada vez más difícil.