Córdoba alberga uno de los aeropuertos menos visitados de España. La estadística de pasajeros hasta noviembre habla de una media de 20 diarios, una cifra total cercana a los 6.700. Un número que prácticamente coincide con el de operaciones porque la mayoría de los despegues y aterrizajes que contempla la infraestructura son de avionetas con un solo pasajero: el piloto. Todo esto se explica porque el aeródromo cordobés no podía recibir vuelos comerciales, una circunstancia que cambia justamente a partir de esta semana. Sin embargo, no será suficiente para impedir que pase a engrosar la lista de aeropuertos fantasma del país. Y todo ello después de que AENA, el gestor aeroportuario público, haya invertido 75 millones de euros en la instalación.
Según informa Cordópolis, AENA acaba de adjudicar el servicio del sistema AFIS para el aeropuerto de Córdoba, lo que le permitirá albergar vuelos comerciales. Se trata de un sistema empleado en aeropuertos de reducido tráfico que permite el control aéreo desde aeropuertos próximos. Tras una larga espera, Córdoba ya dispone de todo lo necesario para acoger vuelos comerciales… todo excepto algún interés empresarial por llevar aeronaves hasta allí.
Porque la realidad es que ninguna compañía está siquiera estudiando la posibilidad de programar vuelos a la capital andaluza. Una circunstancia que no es de extrañar porque todos los condicionantes lo desaconsejan. En primer lugar, algo común a otras infraestructuras zombis de este tipo: la cercanía de grandes aeropuertos como los de Sevilla y Málaga.
Este último es el cuarto con más visitantes en España. El de la capital hispalense figura en duodécima posición. Entre ambos suman más de 20 millones de pasajeros en lo que va de año. El margen que dejan a otra pista en la zona es nulo.
Condicionantes negativos
El otro factor que juega en contra del aeropuerto cordobés es la competencia de la alta velocidad. La ciudad es una de las primeras en España que contó con parada del AVE, incluida en la línea Madrid-Sevilla, inaugurada en 1992. Un servicio ferroviario que conecta además a la ciudad con las dos de los aeropuertos anteriormente mencionados.
Fue precisamente la llegada de la alta velocidad la que acabó enterrando al aeropuerto original, construido en los años 50. Los más viejos del lugar recuerdan la llegada de vuelos de la aerolínea colombiana Avianca, la última que se dignó a pasar por la instalación.
La ubicación del aeropuerto cordobés tampoco es la ideal. El crecimiento de la capital ha hecho que la distancia al centro sea escasa, lo que generaría múltiples problemas entre los vecinos si empezaran a aterrizar con frecuencia vuelos comerciales.
Alternativas poco rentables
A lo largo de este tiempo se han estudiado muchas alternativas para darle uso a un aeropuerto nacido del acuerdo alcanzado en su día entre AENA y el Ayuntamiento de la ciudad, a cuyos mandos estaba por entonces Rosa Aguilar. Desde un espacio para prácticas de vuelo hasta una terminal especializada en mercancías. Pero nada que pueda hacer rentable de alguna forma los 75 millones invertidos en la instalación.
Así las cosas, la llegada del sistema AFIS pone a Córdoba en el camino de albergar de nuevo vuelos comerciales pero mucho más en camino de convertirse en un nuevo aeropuerto fantasma, uno más que sumarse a una lista donde ya están Burgos, Logroño, Salamanca, León… pistas donde los máximos históricos de pasajeros que está registrando AENA sólo se pueden encontrar en los kioskos de prensa.