No pueden prever todavía que efectos tendrá el decreto de Garzón sobre su negocio, puesto que no tendrá luz verde antes del verano, pero ya empiezan a hacer números sobre cómo les puede afectar la crisis del coronavirus. Las casas de apuestas, por un lado, y el juego online, por otro, se han visto golpeados con fuerza en las últimas semanas por la expansión de la pandemia.
En este sentido, las casas de apuestas han visto cómo la declaración del estado de alarma les ha obligado a bajar la persiana de todos los locales en todas las comunidades de España. Así, desde el pasado fin de semana no hay ninguna abierta, por lo que el negocio se está viendo afectado de forma irremediable.
ERTEs generalizados
Según ha podido confirmar Vozpópuli a través de fuentes sindicales, la mayoría de ellas están optando por aplicar la vía del ERTE, eso sí, sin complementar el porcentaje de salario que el expediente no cubre (cerca de un 30%). Entre estas compañías, el Grupo Comar, al que pertenecen, entre otros, el Casino Gran Vía (con 300 trabajadores) ya ha anunciado a sus trabajadores que optará por esta vía.
"Creemos que este tipo de empresas podían hacer un esfuerzo por complementar las prestaciones de su personal, dado los beneficios que están obteniendo, aunque lamentablemente no tenemos constancia de que lo estén haciendo", cuentan fuentes sindicales.
El juego 'online', tocado
A la complicada situación de las casas de apuestas, en un momento en el que se encuentran en el foco de la crítica social, se suma la del juego online, que ha visto estos días cómo su negocio se queda reducido a muy pocos frentes.
En este sentido, y con las competiciones deportivas suspendidas en gran parte del planeta por el riesgo de expansión del coronavirus, las compañías que se dedican a este tipo de apuestas están viendo mermados sus ingresos.
Son estas empresas (Codere, William Hill, Sportium, Bet365...) las que, además, tendrán que enfrentarse al decreto de Garzón, dirigido exclusivamente a ellas por no tener el Ministerio de Consumo competencias en las casas de apuestas físicas, que dependen de cada comunidad autónoma.
Panorama poco alentador para el negocio, al que la crisis del coronavirus no ha pillado en su momento más fuerte. Por eso, en el sector ya se preparan para lo que, creen, podría generar daños irreparables.