El negocio tradicional de Correos comenzó a flojear en el momento en que alguien fue capaz de programar una aplicación para que los mensajes se pudieran enviar sin necesidad de papel, tinta y buzón. La digitalización ha dado la puntilla a unos cuantos negocios, desde la prensa en papel hasta el teléfono fijo. Al de las cartas le ha sucedido lo mismo.
Para hacerse una idea de lo que genera este fenómeno en la empresa pública de mensajería, basta con consultar el último informe de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), donde se puede apreciar que el negocio postal de Correos mermó en 38,4 millones de euros en 2019.
Lo público demuestra muchas veces una capacidad de adaptación más lenta que lo privado cuando la situación requiere dar un giro drástico al negocio. La autoridad fiscal independiente, Airef, difundió hace un tiempo un informe sobre la situación de Correos que así lo acredita. Lo hizo tras analizar el 'cogollo' de esta empresa, que es el servicio postal universal, por el que ingresó 1.450 millones de euros del Estado entre 2011 y 2020.
“El operador tiene margen para mejorar su eficiencia tanto en ingresos como en gastos, puesto que Correos presenta, en el segmento postal convencional y antes de cualquier tipo de compensación recibida, un déficit operativo negativo en los últimos cinco años. Además, este déficit operativo es muy superior al del resto de operadores”, expresó la Airef en una nota publicada en 2019.
Sobre la situación de la empresa, añadió: “Compite en un mercado con poca tradición postal, con una elevada sustitución digital y cuenta con unas fuentes de ingresos que no están diversificadas”. Además -siguió- “aunque en los últimos años ha incrementado las tarifas de manera similar a los países más rentables, no ha tenido los efectos esperados debido al modelo de descuentos. Asimismo, los operadores postales evaluados han sido más decididos que Correos en la reducción de costes en relación a la caída de volúmenes y la mayoría han apostado por procesos de automatización que mejoren la productividad”.
En el informe se aprecia que Correos es el cuarto 'operador designado' más caro (180 millones de euros en 2017) de entre los 12 países que utilizan fondos públicos
En el informe se aprecia que Correos es el cuarto 'operador designado' más caro (180 millones de euros en 2017) de entre los 12 países que utilizan fondos públicos para sufragar el servicio postal universal, por detrás de Italia (305 millones), Francia (295) y Bélgica (270). A la vez, ocupa la última posición en cuanto a envíos ordinarios por habitante, con 57 de media cada año, muy lejos de Portugal, que ocupa la penúltima posición, con 119. El primero es Alemania (DHL), con 239.
Correos está presidido desde 2018 por Juan Manuel Serrano, quien fue asesor político de Pedro Sánchez hasta que triunfó en su moción de censura a Mariano Rajoy. Poco después de que Sánchez desembarcara en Moncloa, Serrano lo hizo en Correos.
Explorar otros negocios
Con un panorama desolador en lo que a lo postal se refiere, la empresa pública, que supone el 45% de la facturación de todas las empresas de la SEPI y un 72,2% de su empleo, es una de las obsesiones del Gobierno para que el holding, que registró unas pérdidas de 237 millones el pasado ejercicio, pueda levantar sus cuentas.
"Para compensar el descenso que previsiblemente se siga produciendo en las comunicaciones postales debido a la digitalización, el grupo Correos continuó impulsando la diversificación de sus actividades y el desarrollo de servicios multicanal, que combinan de forma óptima comunicaciones en diferentes formatos, sistemas y soportes", explicaba ya la SEPI en su informe de 2018.
En ese ejercicio, la compañía pública destacaba la implantación del "nuevo modelo de oficinas" en las que comenzaron a poner a la venta productos de papelería y merchandising. No en vano, la empresa necesita hacer rentables estos centros, en total 8.510 puntos de atención (2.393 oficinas y 6.117 servicios rurales).
Asimismo, en ese año trató de ampliar la oferta de servicios vinculada al proceso de digitalización "con soluciones de gestión y acreditación de identidades en el entorno online, buzones electrónicos seguros y soluciones digitales para la ejecución de trámites públicos y privados".
Una máxima, la de diversificar el negocio, para la que también ha realizado movimientos durante el pasado ejercicio, en el que se materializó la entrada en una sociedad agregadora de paquetería en el sudeste asiático, para capturar envíos con origen en China. Asimismo, Correos tomó una participación mayoritaria en una empresa portuguesa, "con el objetivo de poder ofertar capacidad de recogida, transporte y entrega en el mercado ibérico"; recoge la SEPI en su informe.
En medio del movimiento empresarial, la compañía pública de mensajería está poniendo en marcha grandes campañas de publicidad centradas en los productos de paquetería; los servicios de entrega y recogida de paquetería como Citypaq; servicios financieros (tarjeta Prepago, acuerdos con entidades bancarias, giro); soluciones ecommerce (creación de webs, tiendas o apps para venta de productos); servicios de apoyo al emprendimiento, pequeño comercio, autónomos y pymes; e internacionalización de la empresa (presencia de Correos en China y Portugal). El objetivo: ser cada vez menos una empresa que envía cartas.