El ejército español estudia incorporar a filas un escuadrón de aeronaves, pero en este caso son no tripuladas y pueden aterrizar en la yema de un dedo.
El dron, bautizado como Black Hornet (avispa negra), tiene un tamaño milimétrico y ha sido desarrollado por la empresa noruega Prox Dynamics. Está preparado para realizar operaciones militarmente quirúrgicas, en las que la discreción que otorga un dron tradicional no es suficiente.
"Lleva cámaras y micrófonos y está pensado para operaciones en las que pasar desapercibido es sumamente importante. Se utilizará para realizar grabaciones en entornos complicados e incluso en interiores, en localizaciones complicadas. Sus cámaras permiten hacer fotografías en sitios complicados y sus micrófonos pueden grabar donde las personas no pueden hacerlo sin ser descubiertas. Ahora mismo estamos probando algunas unidades del Black Hornet. Si las pruebas son satisfactorias, el ejército español comprará algunas unidades", asegura fuentes militares.
El coste de cada aeronave es de 40.000 euros. Un precio justificado para algunos atendiendo a que su peso medio -dependiendo de la configuración puede variar-, que es de 18 gramos. Tiene una envergadura de 12 centímetros y puede volar 1,6 kilómetros sin repostar, lo que da una idea del tipo de operaciones para las que está diseñado.
El Black Hornet puede ser programado para volar a un punto sin intervención humana -dispone de un chip GPS a tal efecto-, ejecutar una orden (grabar voz, vídeo o realizar fotos) y regresar donde se le mande. Las bajas señales que emite le hacen ser sumamente discreto. Además, si encuentra dificultades en la ruta programada, es capaz de volver a programarse para realizar la operación sin ayuda humana sorteando los obstáculos. Es algo muy interesante porque no obligan al operador -que suele pilotarlo en zonas complicadas- a estar pendiente de él, y pensar más den su seguridad personal.
